Yo solo puedo decir que soy consciente de que empleé un tono paternalista en el artículo del que me arrepiento y por el que me he disculpado públicamente y en privado con ella –disculpas que ha aceptado de buen grado, por cierto–. También le hemos ofrecido la ocasión de responder con un texto y esperamos publicarlo pronto.
Pero no me arrepiento de rebatir su postura sobre el flamenco como andaluz y gitano o nada (el blues negro y del Misisipí o nada; el trap de dealers de Atlanta o nada; etc). El debate, o al menos no el que yo asumí y al que respondí, no era "soy gitana y me siento así sobre Rosalía", sino "Rosalía no puede ser reina del flamenco porque es paya y de Barcelona".
Si el planteamiento lo hubiera hecho un hombre gitano o un payo, yo hubiera respondido igual, o puede que de forma más vehemente, incluso. Yo he aprendido mucho de esto, porque se me ha tildado de machista, racista, supremacista blanco, de matar a Manolete y a Kennedy, de ser el Javier Marías de la prensa musical...
... y al final me he dado cuenta de que sí, puede que de manera inconsciente haya algo de eso en mí y trataré de pulirlo.