Chiques, adivináis desde dónde os estoy escribiendo? Os lo diré como lo decía el manco cuando le preguntaban por el paradero de Bob: ”Una gran casa hecha de madera, rodeada de árboles, con muchas habitaciones todas parecidas pero ocupadas por diferentes almas noche tras noche”.
Por si os lo preguntáis, la mesitas de noche no tienen pomos (hasta nunca, Josie), pero no descarto que en cualquier momento llamen a la puerta a pegarme dos tiros (las ganas de matarme no conocen fronteras), o que en mitad de la noche se me aparezca el gigante a hablarme espesito (que tan poco sería tan complicado decir las cosas claras por una vez, vamos digo yo).