Y ya, hilando, me resulta muy chocante que se desdeñe la biología con tanta eficacia. Que nos creamos tan por encima del cúmulo de años de selección natural y sexual. Que por saber leer, escuchar música, comunicarnos, expresar ideas o entender al otro, creamos que todo sale de ahí. Y adiós a las hormonas, a los genes, a los instintos de reproducción, a las predilecciones innatas. A lo que también, e insisto, también, nos conforma.