¿Cuál es el ‘MDNA’ o el ‘Hard Candy’ en la discografía de Kate Bush? ‘The Red Shoes’ puede que sea el más flojo, pero palmas dieran algunas por contar con ese disco en su catálogo. No sé, yo ñordos incontestables a la Bush le cuento pocos, por no decir ninguno. Compararla con Madonna -que ya he dicho que me flipa ochenta veces, por mucho que no me interesen los derroteros que está tomando su carrera- o Mariah -que me importa y me ha importado toda la vida tres mierdas- por ser contemporáneas, es como comparar a tres concejales de partidos distintos simplemente por ser de la misma edad. A ver, que estas tres juegan en ligas completamente diferentes. Que Madonna ya no es lo que era pero el estatus de icono pop ya lo tiene más que ganado y nadie se lo va a quitar, que Mariah vive de un villancico y que la Bush vive en su castillo y le importa tres pitos que la radien o no, que no aspira a lo mismo que las otras dos, que lo de ‘Stranger Things’ se lo ha encontrado por el camino y entiendo que le haga ilusión calar en las nuevas generaciones -y cobrar royalties, claro-, pero no es su mambo ni su obsesión.
Volviendo a Madonna, de verdad que valoro su interés por colaborar con artistas de ahora, por mucho que a mí no me interesen lo más mínimo. Que haga lo que quiera. De mí ya dependerá ponerme lo nuevo que haga, o seguir con lo anterior cuando me apetezca escucharla. Lo de los defectos físicos: si Madonna se levanta con tiroides una mañana y resulta que coge peso, nadie diría ni pío -quiero pensar-, pero cuando te haces un estropicio por voluntad propia, es normal que haya seguidores que se lleven las manos a la cabeza. Sobre todo cuando te han tenido por una mujer inteligente toda la vida, de la que nunca habrían esperado que sucumbiera a semejante estupidez. Lo siento, pero así lo veo. A nadie escuché/leí decir nada del peso de Kate Bush cuando en 2014 hizo la residencia en Londres. Y es evidente que había un cambio. Una mujer -o un hombre- de cincuenta y tantos -por entonces- no puede tener el mismo cuerpo que tenía en la treintena.
Y sí, Madonna tiene temazos a la altura del catálogo de la Bush, de Björk y de quien se nos antoje, que eso es innegable. Pero también zurullos al nivel de ‘El Baile del Gorila’.