En la hora de la comida, en las coincidencias en el autobús al trabajo y en cualquier otra charla extraprofesional solamente hay dos temas: fútbol y mujeres. Es absolutamente imposible dejar de hacerme el machito hetero.
Pero, oh amiwas, el momento que tenía que llegar ya llegó: me están presionando para que vaya a "hablar" con "mi" chica. Sí, entre machos se van repartiendo a las mujeres que hay en el comedor. Marcando territorio, sin que ellas se enteren, por supuesto. Les falta mear en sus caras.
Y esas frases: "esa es tan bonita que no se la puede follar, para hacer guarradas me pillo a otra con cara de viciosa pero no guapa..."
Lo dicho, estoy por hablarle un día de verdad a "la mía", que parece una bloggera de moda y es así como muy indie, para que me dejen en paz con esta presión.