Con 14 o 15 años mi hermano y yo cogíamos el libreto del primer disco de Ella baila sola y nos poníamos a cantar como Marta y Marilia, pero al final siempre acabábamos tirándonos de los pelos porque los dos queríamos hacer las segundas voces.
Cuando nos aburríamos algunos domingos, preparábamos junto a mi hermana coreografías de canciones como Vivimos siempre juntos de Nacho Cano o la Samba de Janeiro de Bellini, hasta el día que mi padre nos pilló en el salón en mitad de una actuación y nos quedamos de piedra. Bueno, yo exactamente estaba levantando una pierna en ese momento y me quedé con la pata arriba, y salió la zapatilla volando por la ventana hasta caer en la parte de arriba del toldo de la vecina de abajo. Me tiré una buena temporada andando medio descalzo por la casa y la zapatilla siguió durante unos meses sin cambiarse de sitio.
Otra cosa que hacíamos cuando nos aburríamos (joder, ahora lo pienso y parece que nos aburríamos tela, todo el día haciendo gilipolleces) era bajar el volumen de la tele con las pelis que no nos gustaban y hacer nuestros propios doblajes. Star Trek ocupaba el puesto de honor.
De series, pues sí recuerdo haber visto Al salir de clase, pero era dos o tres años mayor. Y estaba enamorado de la pelirroja Marian Aguilera y de Pilar López de Ayala, hasta que apareció Alejo Saura. Tb recuerdo que salía Rubén Ochandiano.
De revistas, recuerdo que coleccionaba los librillos sobre cada uno de los personajes de Sensación de vivir que regalaba el Teleindiscreta, pero yo tenía más edad. Aunque ya tenía gustos diferentes, porque mi favorita siempre fue Andrea. Hablando de gustos diferentes, una de mis escenas de sexo más vistas durante mi adolescencia fue la de Emma Thompson y Jeff Goldblum en la película Un tipo de altura. La tenía grabada en vhs e intentaba ponerla cada vez que me quedaba solo en casa, algo difícil porque eramos 7.