Coincido con @Cofi en que el buenismo (la falsedad) responde a una necesidad histórica de querer controlar la narrativa, algo que obviamente sólo se logra formulando la historia como una dicotomía y presentándose como los buenos.
Pero en mi opinión también hay una cuestión cultural detrás -la corrección formal a toda costa es parte de la manera de ser de muchos estadounidenses. De la misma manera que culturalmente Rusia es más de decir las cosas tal cual, en crudo, y como tú lo encajes ya es cosa tuya. Esto es, claro, subjetivo.
Y estoy de acuerdo con lo de América Latina que dice @Caine, pero nunca, ni siquiera en época Trump, llamaron a las cosas por su nombre.
Por ejemplo, recuerdo cuando en 2018 EEUU chantajeó a varios países con cortar las ayudas al desarrollo a menos que reconociesen a Jerusalén como capital de Israel y desplazasen ahí sus embajadas. Algunos países capitularon, como Guatemala, que abrió su embajada en 48h después de EEUU (luego les cortaron las ayudas igualmente, por subnormales).
En todo ese proceso nunca se oyó a un miembro del gobierno estadounidense salir de la narrativa del buenismo, o admitir que respondía a intereses de sus donantes de partido. Todo siempre se presenta velado bajo argumentos de libertad y lucha contra los bad guys, y resulta agotador.