El problema es que aquí la gente quiere un represente de Eurovisión que sea cantante, bailarín, intérprete, coreógrafo, escenógrafo, iluminador, vaya a las preparties antes, a la revuelta después, y ahora además sea embajador de la ONU. Y todo eso mientras todo el mundo opina de que sí el plano cenital entro dos segundos tarde o de que sí la remezcla era chus o mus.
Si me queréis, irse.