Abel Arana, y ojalá me equivoque, ha visto la versión americana de Funny games, que, leyendo su crítica, es la que puede resultarle digerible.
Y qué coño: esta película NI ES NI INTENTA ser una película noir. Aquí el problema está en que la crítica necesita un par o más de títulos todavía para esta etiqueta. Y van a llenarla como puedan.
Esta película de lo único que intenta hablar es de la identidad y de su construcción y destrucción cultural. ¿Que el protagonista es un cirujano que comete un secuestro? Sí, y qué. Aquí el problema que está habiendo (al contrario que en Los abrazos rotos, que sí tenía fallos muy objetivos) es que se está viendo la película desde un punto de vista que la pelicula no propone. Desde el minuto uno lo que importa es la construcción de la identidad de Vera, la destrucción de él y la supervivencia de uno mismo dentro de alguien que no es. Evidentemente es la violencia y la castración de libertades ajenas el camino seguido para conseguirlo. Pero de ahí a ser una película negra, no.
Y esto es una película muy Almodóvar. Una película Almodóvar es la que plantea la supervivencia de los individuos, por una u otras razones, dentro de las normas de una comunidad. De ahí que todos los elementos pop no sean accesorios en sus películas.
Por prescindir de sus clichés o de su humor que tanto nos hace disfrutar, no es esta una película menos Almodóvar. Que digan que solo disfrutan a Almodóvar en las comedias y se dejen de tonterías. Pero Almodóvar no es eso, no se queda en eso.
HE DICHO. Coño ya.