En secundaria:
- Se ha aumentado a los profesores la jornada laboral
- Se ha elevado la ratio de alumnos por profesor.
- Se les ha quitado a los que tienen más de 55 años, la reducción en dos horas de la jornada laboral semanal. Además del aumento que también se les ha aplicado como al resto de profesores.
- Las clases de apoyo, y los desdobles han desaparecido.
Con el aumento de la ratio y el número de horas semanales lectivas, a algunos profesores les empiezan a sobrar horas. Como ya no hay tantas horas de tutoría, ni apoyo, ni desdobles, ni actividades extraescolares, ¿qué se hace con esos profesores?
La respuesta: ponerlos a dar otras asignaturas. Pero no otras cualquiera, sino aquellas en las que falte personal. Sin límites: un profesor de filosofía puede dar clases de latín, o historia uno de matemáticas, o matemáticas uno de inglés. Sin que sea necesario haber aprobado ningún examen de conocimientos.
Al principio los departamentos intentaron blindarse, repartiendo las horas de los primeros cursos de secundaria, porque creían vanamente que el ministerio abriría la puerta a la contratación de profesores especialistas para los cursos superiores.
Pues ha resultado que no. La prioridad número uno es que salga barato, independientemente de cómo se haga. De hecho si a algún profesor le sobran horas, lo trasladarán de centro. Obviamente los profesores se han agarrado a un clavo ardiendo y si les dejan dar clase de cualquier otra cosa, lo harán.
Curiosamente se da la circunstancia de que algunos profesores se van a quedar en su casa tocándose el cimbrel cobrando el 70% de su sueldo. Ignoro por qué no les hacen trabajar un 70% de la jornada.
Todo esto ocurrirá en los institutos. Nadie creerá verse afectado. Muchos profesores dando materias extrañas para ellos darán aprobados para no comprometerse y quitarse el marrón de enmedio. Los padres no se quejarán. Los profesores asumirán dar 5 horas de clase seguidas en aulas cada vez más masificadas a alumnos cada vez menos competentes.
Todo esto con la connivencia de los inspectores, del ministerio y de la población en general que no sabe de qué se queja el profesorado, que cobra todos los meses y tiene trabajo fijo.
Aunque esto último empieza a no estar tan claro.