Tres puñales, tres puñales, tres puñales.
He comprao tres puñales,
para que me des la muerte.
Y el primero indiferencia,
sonrisa que va y que viene,
que se adentran en la sangre,
como una rosa de nieve.
Tres puñales, tres puñales, tres puñales.
He comprao tres puñales,
para que me des la muerte.
El segundo, de traición;
mi espalda ya lo presiente
dejando sin primavera
un árbol de venas verdes.
Tres puñales, tres puñales, tres puñales.
He comprao tres puñales,
para que me des la muerte.
Y el tercero acero frio,
por si valentia tienes,
y me encuentras cara a cara,
amor de cuerpo presente.