Pero bueno!
Una vez, fumando en la calle, fuera de la discoteca, se me acercó una monada a punto de cumplir la mayoría de edad, y me dijo que, por favor, que si la podía colar. Me la colgué del brazo y entramos (sus amigas ya estaban dentro, que sí eran mayores), las gracias me las dió invadiendo con su lengua mi boca a total traición, en lo que yo pensaba que era un simple pico. Fue rarísimo.