Yo siempre he querido probar el agua de Valencia y no puedo.
Historia de una noche beoda. Una cena de cumpleaños, las jarras de sangría volaban, de hecho, había más alcohol que comida. Salimos ya bien cargados del restaurante, y fuimos a tomar la primera copa. Después, la segunda a otro sitio. De camino a un tercer sitio y a seguir bebiendo, me empecé a encontrar raro. Ya dentro de ese tercer sitio, me empecé a encontrar realmente mal; mi amiga me dijo que que quería beber, y yo, al decírselo, me dí cuenta de que no podía hablar. La cara que puso mi amiga al mirarme fue indescriptible, me había hinchado hasta límites insospechados, con urticaria por todo el cuerpo, como pude ver en el baño. Alergia a los cítricos desarrollada en cuestión de horas.