Supongo que el ser culé le da un morbo como prohibido añadido. Pero bueno, se queda para tomar unas cervecitas en el bar para ver un partido (un Barça-Madrid, no, que todavía acabaríamos a hostias) y a ver qué pasa. Y mejor si no habla mucho.
Ahora me he imaginado un trío con los Manolos y me he puesto tontorrón.