‘Buried’, thriller a dos metros bajo tierra

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‘Buried’, thriller a dos metros bajo tierra

Tres minutos con la pantalla en negro son los que necesita el director Rodrigo Cortés para implicar emocional y físicamente al espectador de ‘Buried’. Tres minutos a oscuras, escuchando el angustioso despertar del personaje interpretado por Ryan Reynolds, para convertir la sala de cine en un ataúd enterrado en la arena del desierto. Un ejemplo de pericia en la puesta en escena y economía de medios que supone un anticipo de lo que vendrá después. Un hombre, un ataúd y unos pocos objetos (que mejor no desvelo) son los que precisa el prometedor cineasta español para hacer la película definitiva sobre enterramientos prematuros.


Teniendo muy presente a Hitchcock (sus experimentos en ‘Náufragos’ o ‘La soga’), a Tarantino (la secuencia del enterramiento en ‘Kill Bill’ o el episodio de CSI ‘Peligro sepulcral’) y a los thrillers minimalistas tipo ‘Open Water’ o ‘Última llamada’, Cortés realiza lo imposible: una película entre cuatro tablas tan entretenida y emocionante como cualquier filme de acción de múltiples localizaciones.

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Salvo alguna escena gratuita (esa “visita inesperada”) y un comentario político algo manido, ‘Buried’ (con)tiene una estructura de secuencias y (man)tiene un ritmo dramático perfectos. El director utiliza todas las herramientas a su alcance para crear tensión y emoción: el sonido, la música, el fuera de campo, la interpretación de Reynolds (que pasa por todos los estados emocionales posibles) y hasta soluciones técnicas, como grúas o travellings, que parecen increíbles en una película así. Cortés consigue ventilar su película sin recurrir a soluciones fáciles, como flashbacks o contraplanos telefónicos, y trasmitir los sentimientos y pensamientos del protagonista sin usar la socorrida voz en off.

Además, por si fuera poco el desafío, el director no se contenta con el ejercicio de estilo, sino que clava el ataúd con un potente martillo en forma de discurso sobre la soledad y la indefensión del hombre contemporáneo frente a las instituciones y corporaciones. Al respecto una secuencia ejemplar: la llamada del director de recursos humanos de la empresa donde trabaja. Puro terror. 8.

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