¿De verdad es para tanto ‘Juego de Tronos’?

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¿De verdad es para tanto ‘Juego de Tronos’?

juego-de-tronosHace unas semanas, mientras leía la anécdota con la que el crítico de televisión Alberto Rey comenzaba un artículo en El Mundo sobre ‘Juego de Tronos’, recordaba otra mía: la primera vez que oí hablar de la serie fue porque una compañera de clase, que se había devorado los libros publicados hasta el momento por George R.R. Martin, me habló de ellos, de que HBO estaba preparando una adaptación y de que “los frikis de ‘Canción de Hielo y Fuego’ estamos deseando verla”. En estos años, la serie de los Siete Reinos ha conseguido unir a frikis y a las señoras de la anécdota de Rey en un mismo target, una idea de la que los expertos en márketing se hubiesen reído por imposible… pero que así es. Tan imposible como ver a políticos hablando de ella, a Pablo Iglesias regalándosela al Rey o a Cifuentes llevando esa camiseta, tan imposible como (aviso: a partir de aquí, spoilers, no explícitos pero spoilers, de las temporadas emitidas) cerrar el piloto de una serie tirando a un niño de una torre, tan imposible como matar a quien parecía el protagonista a las primeras de cambio, tan imposible como la Boda Roja. Tan imposible como un dragón o tan imposible como presentar una guerra que tiene a MUJERES liderando prácticamente todos los bandos, como ocurría nada más empezar esta temporada. Tan imposible antes y tan posible ahora.

HBO acertó de pleno arriesgándose con una superproducción que, de haberse estrellado, hubiese podido ser el equivalente televisivo de ‘Waterworld’. Su audiencia no solo no ha bajado a medida que pasaban las temporadas, sino que ha ido ganando cada vez más espectadores hasta llegar a datos increíbles, con un pico de 12,1 millones en su último episodio… y esto teniendo en cuenta solo a la gente que lo vio en EEUU por HBO en su primer pase en televisión (todos sabemos que las cifras reales realmente serían mucho mayores). Cuando se estrenó, nuestro compañero Lolo se preguntaba si a algunos les resultaría una serie “solo apta para frikis”, aunque también apuntaba la posibilidad de un campanazo. Ha sido claramente lo segundo: cuando acabó ‘Perdidos’ se habló mucho de quién sería su “heredera” en cuanto a serie-fenómeno -ni ‘Fringe’, ni siquiera la exitosa ‘The Walking Dead’, ni… ¿os acordáis de ‘FlashForward’?, lo fueron-, y parece claro no solamente que ‘Juego de Tronos’ lo sea, sino que probablemente la haya superado en cuanto a popularidad (no me matéis los fans de Locke y compañía, yo también fui lostie pero la realidad es esa). ¿Cómo ha ocurrido esto? ¿De verdad es para tanto?

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Si tenemos que enumerar sus puntos fuertes, es justo empezar por la calidad del material en que está basada. Sí, hay de todo, adaptaciones que mejoran el original (‘A Single Man’), otras que, sin llegar a mejorarlo, le hacen justicia de sobra (‘Misery’) y otras, como la de ‘El Retrato de Dorian Gray’ que… bueno. Pero sin duda es una ventaja partir de un material que da tanto juego como el de los libros de Martin: personajes multidimensionales dibujados con mimo, historias que mezclan fantasía y política en un mundo inventado que no es simple pero sí más accesible que el de Tolkien, mil giros de guión (hasta el punto de que se hiciese viral un vídeo con las reacciones a la Boda Roja, como veis sobre estas líneas) y momentos que son un regalo/desafío para un actor, como lo fue para Peter Dinklage el monólogo de Tyrion en la cuarta temporada o para Lena Headey su paseo en la quinta. Esto nos lleva a otro de los aspectos positivos: el reparto. Cersei Lannister sería un personaje interesantísimo aunque lo interpretase Kim Kardashian, pero Benioff y Weiss deben estar besando el suelo por donde pasa Headey, que se come la pantalla con una simple mirada. Pero no es ni mucho menos la única baza actoral: Sophie Turner, el citado Dinklage, Charles Dance o Michelle Fairley son algunas de las joyas entre los papeles principales, y una cuidadísima selección de secundarios, con Diana Rigg, Natalie Dormer, Aidan Gillen, Rose Leslie, Indira Varma (una pena cómo han desaprovechado la potentísima historia de Dorne), Conleth Hill, Iwan Rheon o Carice van Houten como algunos ejemplos.

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“Aprendo lento, es cierto, pero aprendo” dice Sansa Stark en una escena clave de la última temporada emitida. La suya es una de las mayores evoluciones de los personajes en la serie, dejando al descubierto de paso, como pasó con Skyler en ‘Breaking Bad’, cierto machismo en los espectadores que se cebaban con ella (el odio tan visceral a Sansa, habiendo en la serie personajes mucho más despreciables y/o estúpidos que ella, me hace recordar el “doctor, obviamente usted nunca ha sido una chica de trece años” de ‘Las Vírgenes Suicidas’). En general, las evoluciones de sus personajes comportan otro de los aspectos destacables de ‘Juego de Tronos’: el caso de Sansa es evidente, pero ahí tenemos a Jaime, Cersei, Daenerys, Arya, El Perro y otros tantos.

La evolución de personajes que se ha ido produciendo temporada a temporada coincide además con los cierres, provisionales o incluso definitivos, de tramas que han durado no ya una sino varias temporadas (Cersei con sus “relaciones eclesiásticas”, su paseo.. y su respuesta a todo ello), o incluso toda la serie: es el caso de los Stark, tan apaleados durante estos años y que por fin parecen estar teniendo una justa venganza. En esos momentos (las habilidades culinarias de Arya, el encuentro final de Sansa y Ramsay o la escena a la que pertenece la frase que citábamos antes) los espectadores, tan acostumbrados a sufrir, acaban aplaudiendo. Tampoco podemos olvidarnos de la música, y no nos referimos solo a las aportaciones más (The National y el escalofriante ‘The Rains of Castamere’) o menos (Ed Sheeran en el 7×01) afortunadas de artistas consagrados, sino a la banda sonora de la serie, por lo general obra de Ramin Djawadi, que sabe aportar las dosis de épica necesarias, y cuya cima podemos decir que está en ‘Light of the Seven’, la majestuosa pieza que abría el último episodio de la sexta temporada -y responsable en parte de que muchos consideren esos 10 primeros minutos uno de los puntos cumbre de la serie.

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Así que, respondiendo a la pregunta, quizás sí que sea para tanto. No se trata de la mejor serie de la Historia, probablemente tampoco estaría en un Top 5 (al menos para mí), y tiene más de un punto débil, pero no se pueden negar sus muchas virtudes, ni tampoco todo lo que ha supuesto tanto en la televisión como fuera de ella. Y lo que le queda por suponer: aún falta por emitirse la octava y última temporada, que se rumorea podría retrasarse hasta 2019 (!), por lo que nos queda mucho tiempo por delante para teorizar sobre quién se sentará finalmente en el Trono de Hierro, si es que se sienta alguien, sobre sobre qué pasará con los Caminantes Blancos, sobre los linajes familiares de los protagonistas, sobre si el culo de Kit Harington cumple la proporción aúrea (sí, esos titulares existen), sobre qué pasó con los irónicos recaps de tumblr y sobre qué haremos nosotros una vez que todas esas preguntas y teorías se hayan visto respondidas; es decir, una vez que todo esto acabe. Si es que estamos aquí para verlo, como dice bajo estas líneas la abuela que se ha hecho famosa por sus comentarios sobre la serie, llegando a ser entrevistada por Carlos Herrera. Tal cual. ¿Cuántas pruebas más se necesitan para demostrar que ‘Juego de Tronos’ no ha sido, no está siendo y no va a pasar a la Historia como “una serie más”?

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