True Blood

Fue la pasada Navidad cuando un miembro de JNSP, agobiado en su retiro familiar, soltó eso de «No puedo dejar de ver ‘True Blood’, uno de los protas está buenísimo y además se pasa la mitad de los capítulos en calzoncillos». ¿Tiarro semejante como para verse la temporada entera en solo día y medio? Pues sí. Y claro, uno, que necesita poco gancho para acercarse a una serie llena de carne -todos llevamos dentro una lectora de revista adolescente-, le hizo caso y se puso a verla. Es entonces cuando me llevé la sorpresa de que, además de abdominales y alguna que otra femenina teta, resultó que la historia en cuestión es buena. Y es que más allá de los desnudos y folleteos de ese dios australiano con acento sureño encargado de interpretar a Jason Stackhouse, ‘True Blood’ revisita el mito de los vampiros con una visión y planteamientos más cercanos a la narración, ejem, erótico-realista de ‘Entrevista con el vampiro’, que la de ese fenómeno mojabragas llamado ‘Crespúsculo‘. Aunque todas comparten un misterio sin clara respuesta. ¿Por qué nos atraen tanto un buen par de colmillos?

‘True Blood’, por lo que cuenta la leyenda, tiene su origen televisivo en una tienda de aeropuerto en la que Allan Ball, flamante poseedor de una carta blanca por parte de la HBO para producir lo que le viniera en gana después del éxito de ‘A dos metros bajo tierra’, entró para buscar una novelilla que le amenizara el viaje. Ojeando las estanterías se quedó con una cuya frase de portada le sedujo lo suficiente como para ser comprada: «Tal vez tener un novio vampiro no fuera tan buena idea». Sí, ya sé que habéis escuchado antes esta historia del productor que lee algo en un viaje y al aterrizar compra los derechos, pero parece ser que por una vez va en serio.

El caso es que la novela en cuestión se llamaba ‘Dead Until Dark’, primera de la saga ‘Southern Vampire Misteries’, de la escritora Charlaine Harris. Literatura barata de ficción aeroportuaria en la que se cuenta la historia de Sookie Stackhouse, una joven camarera de un pequeño pueblo de Luisiana interpretada en televisión por Anna Paquin, cuyo mayor mérito en la serie es poder por fin quitarse de encima el San Benito de «eterna niña japuta de ‘El Piano'». Sookie, además de servir cerveza y ser más virgen que una princesa Disney, tiene el apaño de poder leer la mente a los demás, y por eso se enamora de un vampiro con cara antigua que, gracias a la creación de una bebida de sangre artificial llamada True Blood, decide integrarse en el mundo de esos humanos que antes eran comida pero que ya no más. Una relación a la que se oponen (a ver cómo lo explico) su mejor amiga negra, que vive desquiciada por culpa de su borracha y poseída por el demonio madre; su jefe, que está enamorado de ella y guarda un secreto bastante animal que no se desvela hasta el final de la temporada; su hermano cañón, que aparte de adicto al sexo se engancha a una droga compuesta por sangre de vampiro; y otros vecinos varios a cada cual más raro. Bueno, el cocinero prostituto y traficante es de los pocos que la apoyan, aunque él ya tiene bastante con lo suyo. Por supuesto, el asesino que anda por ahí suelto matando a mujeres que se acuestan con vampiros, no.

Ignoro qué se le pasó a Ball por la cabeza para decidir comprar los derechos de la historia cuando leyó esta sinopsis -bueno, no ésta, pero seguro que alguna parecida-, en la contraportada del libro. Va a ser que el tío es un genio de verdad, porque con semejante argumento, digno de Homer proponiendo historias para la próxima película de Ron Howard, lo normal habría sido parir una suerte de ‘Buffy 90210 Place’ y no esta serie que, aunque todavía muy lejos de alcanzar la perfección de ‘A dos metros bajo tierra’, promete dar mucho juego en el futuro. Porque futuro tiene, ya que aunque parezca un culebrón, en el fondo hay algo inexplicable que engancha lo suficiente como para que terminado un capítulo ya estés poniendo otro. Si aceptas consejos, no lo hagas. Hasta el próximo junio no se estrena la siguiente temporada.

Calificación: 7/10
Destacamos: Jason Stackhouse. El resto nos parece bien siempre que él salga en escena.
Te gustará si te gusta: ‘Entrevista con el vampiro’
Predictor: En España, como la mayoría de las series buenas de HBO, está condenada al fracaso televisivo de madrugada. Internet y DVD es su futuro.

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Publicado por
Claudio M. de Prado