Hoy comienza la emisión en Cuatro de una de las series norteamericanas más divertidas de los últimos tiempos. ‘Gossip Girl’, cuya segunda temporada está a punto de terminar en los States, está ambientada en un instituto que acoge, con alguna excepción, al pijerío más elitista y recalcitrante de la ciudad. Adolescentes hijos de banqueros, propietarios de cadenas hoteleras o diseñadores de alta costura protagonizan esta puesta al día de ‘Sensación de vivir‘ trasladada al Uptown de Manhattan. No en vano, los productores son Josh Schwartz y Stephanie Savage, los creadores de ‘The O.C.’.
Basada en las novelas del mismo título escritas por una tal Cecily Von Ziegesar, la serie cuenta las angustias, picores y otras furias hormonales de un grupo de afortunados jóvenes a través de la misteriosa Gossip Girl (voz en off puesta por Kristen Bell, famosa por sus papeles en ‘Veronica Mars’ o ‘Heroes’), nick de la autora de un blog que, como su nombre indica, se dedica a exponer maliciosamente a los cuatro vientos los trapos más sucios que rodean a estos desahogados chavales.
La serie arranca con el regreso a Manhattan de Serena Van Der Woodsen, reina de las pijas, que ha desaparecido misteriosamente durante meses. Su ausencia ha facilitado que su mejor ex amiga, la perversa Blair Waldorf, haya tomado posesión del trono. El novio de esta, Nate Archibald, se muestra sorprendido también por el regreso de Serena por razones que no voy a spoilear, mientras que su mejor amigo y heredero de un gran emporio inmobiliario, Chuck Bass, se dedica a exhibir su vileza -rol de chico malo por antonomasia- en juergas sin freno repletas de sexo y drogas, a capricho. Paralelamente, otro joven y su hermana pequeña, Dan y Jenny Humphrey, hijos de Brooklyn y de un músico de rock en horas bajas que triunfó durante la explosión grunge, llegan al insti aportando la cuota de modestia wannabe
(Brandon y Brenda, you know?).Todos estos personajes y algunos más son los peones que en el tablero de la alta sociedad de la capital mundial irán poco a poco creciendo en progresión, gracias sobre todo a un ritmo frenético que imponen los diálogos (realmente difíciles de seguir en V.O. incluso con subtítulos) y, cómo no, a una banda sonora que incluye lo más granado del indie pop: The Kills, Crystal Castles, The Virgins, The Teenagers, The Ting Tings…
‘Gossip Girl’ no deja de ser una pequeña gran guilty pleasure que engancha (sobre todo a partir del segundo y tercer capítulo) porque es un divertidísimo no parar de tensiones (sexuales o no) y emociones y, sobre todo, por la progresión insospechada que algunos de los personajes van desarrollando a lo largo de sus dos temporadas. Una vez estás dentro del mundo ‘Gossip Girl’ será difícil resistirse a seguir con avidez este fantástico planeta de limos, fiestas, ropa cara y desenfreno. Porque sí, los ricos también lloran… porque, oh my f-in’ god, lo hacen en los Hamptons.