Tracey Thorn / Love and Its Opposite

Tracey Thorn lleva haciendo canciones sobre «el amor y su opuesto» toda su vida. En realidad, casi cualquier disco de los que ha grabado hasta ahora, dentro y fuera de Everything But The Girl, podría haber llevado el título que le ha dado a su tercer álbum en solitario, el segundo después de un parón indefinido del dúo que tiene muy mala pinta. Pero este alcanza verdaderamente la categoría de conceptual al reflejar como pocos discos en la historia del pop la crisis de los cuarenta. Tracey cuenta que muchos de sus amigos se han divorciado y que eso la ha inspirado, si bien ella acaba de casarse con Ben Watt, su pareja profesional, tras casi treinta años de noviazgo. Da igual, casado, soltero o divorciado se sufre lo mismo.


Aun contando con el productor de ‘Out Of The Woods‘, Ewan Pearson, Tracey se ha decidido ahora por un sonido mucho más acústico. Aparecen elementos electrónicos por ejemplo en ‘Why Does The Wind?’, pero el uso que se hace de ellos es más dramático y amargo, en absoluto bailable como sí sucedía en ‘It’s All True’. Estamos, pues, ante un disco más compacto, mejor cohesionado y terminado que resuelve lo que era casi el único defecto del anterior.

El desencanto de ‘Oh, The Divorces’, un tema lleno de resignación ante el desamor en el aire, tiene continuación en ‘Kentish Town’, con una letra muy similar a ‘Missing’ (el regreso al barrio que se compartía con otra persona) o en las dos versiones que muy oportunamente Tracey ha decidido incluir. ‘You Are a Lover’ de The Unbending Trees parece hablar sobre celos, mientras que ‘Come on Home to Me’ de Lee Hazlewood junto a Jens Lekman

, plantea dar una segunda oportunidad a una relación ya acabada, no por casualidad sobre la base más oscura de todo el álbum.

Y sin embargo, nadie debería pensar que estamos ante una tragedia de disco. Mientras Tracey recuerda «la luna de miel y el anillo de casada» y suenan las cuerdas en el single, es posible que te emociones por obvio que parezca, pero también encontramos temas alegres como ‘Hormones’ y ante todo letras muy ácidas y divertidas, que a pesar de su patetismo, conseguirán hacerte esbozar una sonrisa. El ejemplo más claro es ‘Singles Bar’. No puede ser más costumbrista su relato de lo que encuentra en este antro al que acude sistemáticamente y que se cierra de manera magistral: «Estoy resignada a llevarme lo que encuentre si no puedo llevarme lo que quiero. ¿Puedes adivinar cuánto tiempo llevo aquí? ¿Puedes oler el miedo?».

Miedo a quedarse sola sólo equiparable al miedo a aferrarse a alguien en ‘Long White Dress’, en el que una adulta que sí ha conocido el amor recibe la incómoda pregunta de un niño demasiado listo para su edad: «¿Por qué no te has casado?». Tracey Thorn sabe ponerse en todas las posiciones, sin perder el sentido del humor, para interpretar estas maravillosas canciones que nos recuerdan que es tan triste pintarrajear una foto de familia como la de la portada por envidia como por despecho.

Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Oh The Divorces’, ‘Long White Dress’, ‘Why Does The Wind?’, ‘Singles Bar’
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Escúchalo: NPR

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Publicado por
Sebas E. Alonso