The Decemberists, hasta ahora, no eran ni siquiera uno de los mayores artistas de éxito dentro del mundo indie. De hecho, recordamos uno de sus escasos conciertos en nuestro país circa 2005 como teloneros de Mercury Rev bastante desangelado. Tras dos discos notables, ‘Castaways and Cutouts’ (2002) y ‘Her Majesty’ (2003), atrajeron la atención de algunos medios y ‘Picaresque’ llegó a la lista de los discos más vendidos en Estados Unidos, a un tímido puesto 128. Fue un punto de inflexión en el grupo y el siguiente, ‘The Crane Wife‘, fue top 35. El último hasta ahora, ‘The Hazards of Love’, para muchos, entre ellos nosotros, el primer tropezón de su carrera, llegó al top 14. Pero no ha sido hasta ‘The King Is Dead’ cuando el grupo ha logrado igualar en méritos a esos Arcade Fire que ahora ya llenan los estadios de todo el mundo como pocos habrían creído hace unos años.
¿Sucederá lo mismo con Decemberists a nivel internacional? Parece poco probable. El grupo ha alcanzado el top 1 con una cifra de ventas en Estados Unidos bastante digna, 93.567 copias, nada que ver con las menos de 50.000 que necesitó Cake la semana pasada para coronar la lista, la cifra más baja de la historia. Sin embargo, a pesar de que Decemberists cuentan en su repertorio con himnos indies tan tarareables y redondos como ‘O Valencia’ o ‘The Sporting Life’; de canciones larguísimas pero pegadizas como ‘The Mariner’s Revenge Song’ y de delicatessens como ‘Of Angels And Angles’, por desgracia nunca ninguna en particular se convirtió en un «sleeper» a lo ‘Funeral
‘. Su popularidad en Europa es reducida (el último disco ha sido número 24 en Reino Unido) y su líder Colin Meloy, que lo mismo gira solo que acompañado y saca un EP de versiones de Morrissey cuando se aburre, se acerca más a la edad de Neil Hannon que a la de Win Butler.Da igual. El nuevo álbum ‘The King Is Dead‘ es un muy buen regreso a estar en forma, a través de, como decía la crítica escrita por nuestro compañero Raúl Guillén una especie de «back to basics» que les ha llevado a hacer un disco «instantáneo y sencillo», que bebe de las mejores raíces americanas en un sentido muy R.E.M. para sacar lo mejor de sí mismos. Pasen por Spotify y disfruten.