Kanye West / Yeezus

Todos conocemos la historia de Kanye West. A pesar de que ahora se haya propuesto pasar desapercibido, hubo un día en que todo en su vida era público. Hubo un tiempo en que atendíamos demasiado al personaje y muy poco a su música. Eran tiempos en que escuchábamos sus canciones y podíamos deducir a qué momento de su historia personal se estaba refiriendo. La muerte de su madre fue un punto de inflexión en la carrera del rapero. Después de eso vino el incomprendido (e infravalorado) ‘808 & Heartbreak’ y años después su obra maestra, ‘My Beautiful Dark Twisted Fantasy

’. Con ambos intentó lavar una imagen pública algo estropeada, por no decir destruida, de la mejor manera que sabe, callando bocas con su música.

Los últimos años han sido mucho más tranquilos para el artista. Antes de la publicación de este nuevo disco, poco sabíamos de él. Ha sido padre de una niña con una Kardashian y poco más. Hasta tal punto ha separado su imagen de su música que esta vez ha intentado que se produzca una ruptura total. La escasa promoción de este nuevo trabajo o la ausencia de una portada son prueba de ello.

Y una vez más Kanye quiere callar bocas. Pero esta vez no ha optado por llenarnos los oídos con miel apta para todos los paladares, esta vez ha optado por el camino difícil. En esta ocasión ha decidido embarrarse en una ciénaga de sonidos distorsionados e incómodos con una obra que es pura rabia y transgresión. ‘Yeezus’ es de alguna manera el reverso negativo de su anterior disco, y por lo tanto consecuencia directa de éste y del anterior. Los que consideraron ‘808 & Heartbreak’ como un disco menor en su carrera, ahora deberán volver atrás y reflexionar sobre la semilla de algo que ha terminado culminando en este nuevo trabajo. Liberado de su compromiso con el público, West olvida el pop, los estribillos y las radiofórmulas para engrasarse en sonidos industriales, para entregar un trabajo que junto a los dos anteriores podría formar una trilogía pluscuamperfecta, que no sería otra cosa que las diferentes caras de un artista complejo y apasionante.

Existen dos canciones fundamentales que de alguna manera resumen mucho de lo que es este nuevo trabajo. La primera es ‘Blood On The Leaves’. La mezcla de la fragilidad de la voz de Nina Simone, cantando ‘Strange Fruit’, ahogada entre los beats y el sample de TNGHT no puede ser más descriptiva. Es esa dualidad entre la violencia y la ternura lo que finalmente predomina en el disco, ternura o humor, porque en realidad… ¿alguien se toma ‘I Am A God’ en serio? La violencia con que se cortan y se amontonan las capas de sonido, esa aparición y desaparición de los samples también está presente en ‘On Site’ o, menos conseguida, en ‘Bound 2’.

La otra canción fundamental es ‘New Slaves’. Es comprensible que West la escogiese para presentar este trabajo. Directa y agresiva, posee una de las líneas que mejor definen todo el concepto de ‘Yeezus’. “You see it’s leaders and it’s followers but I’d rather be a dick than a swallower”. Porque en definitiva, eso es lo que ha hecho el rapero, ir diez pasos por delante del resto, repartiendo para todos lados sin miramientos desde la letra del tema, criticando a todos los raperos (él mismo incluido) entregados a las marcas, convertidos en «nuevos esclavos» de las modas y a las corporaciones que han pasado de excluir a los negros a querer utilizarlos para vender sus productos.

Musicalmente estamos ante un trabajo sorprendente, elaborado al máximo, lleno de detalles, de momentos inesperados y de grandes aciertos. Habrá quien venga a decir en su contra que Kanye West no está inventando nada. Es cierto, lo único que hace es tomar de otros géneros y utilizarlo en beneficio propio. Y ahí entran los colaboradores del disco, desde Daft Punk a Hudson Mohawke, pasando por Rick Rubin o Justin Vernon de Bon Iver, Kid Cudi o Frank Ocean. Nunca antes West había utilizado a sus colaboradores de manera tan perfecta. No hay ni un ápice de protagonismo que no sea el del propio West. Ni Ocean en ese epílogo espectacular de ‘New Slaves’, ni Cudi cantando al final de ‘Guilt Trip’ consiguen que apartemos la atención del propósito de este disco. Porque ‘Yeezus’ está concebido como unidad. Tal vez de ahí venga la insistencia del propio autor en no publicar un single. Y es otro de sus aciertos.

Por si no ha quedado claro, este es uno de los discos del año. Y me atrevo a ir más lejos, uno de los discos más importantes de hip-hop de los últimos años. La lista de razones podría ser interminable. No es un disco perfecto (el mensaje social de ‘Strange Fruit’ queda demasiado disperso en ‘Blood On The Leaves’, ‘Hold My Liquor’ tiene pasajes más flojos que otros o sobra el sample de Beenie Man al final de ‘Send It Up’), pero eso no consigue minimizar el alcance de la obra de un artista que definitivamente ha alcanzado una madurez creativa con la que muchos colegas sueñan. En los próximos años veremos a muchos de esos colegas imitarlo, pero para ese momento ya veremos donde está metido Kanye.

Calificación: 8,4/10
Lo mejor: ‘New Slaves’, ‘Blood On The Leaves’, ‘Black Skinhead’, ‘Guilt Trip’
Te gustará si te gustan: los dos discos anteriores de Kanye.
Escúchalo: Deezer
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Publicado por
ACM