En una serie de tweets escribió que la razón de la partida es que «la ecuación no funciona», que beneficia a los grandes de la industria como siempre y que los artistas tienen mucho miedo de hablar por si pierden exposición en la plataforma de streaming. «Millones de reproducciones producen unos pocos miles de dólares. No es como la radio en absoluto». Además, cree que el servicio puede ser bueno para bandas antiguas, pero no para nuevos músicos. «Algunos discos se pueden hacer en un portátil, pero otros requieren músicos y técnicos. Estas cosas cuestan dinero. El catálogo de Pink Floyd ya ha generado miles de millones de dólares para alguien (y no necesariamente el grupo), así que ponerlo en streaming tiene sentido. Pero si la gente hubiera escuchado Spotify en lugar de comprarse el disco en 1973, dudo mucho que ‘Dark Side of the Moon’ se hubiera hecho. Era un disco demasiado caro».
..listening to spotify instead of buying records in 1973… I doubt very much if dark side would have been made.. It would just be too ..
— nigel godrich (@nigelgod) July 14, 2013
Un portavoz de Spotify ha explicado al NME que el objetivo de Spotify es desarrollar un servicio que a la gente le guste y por el que quiera pagar. En la parte más interesante de su respuesta, indica que estamos en los primeros pasos de una era que se desarrollará a largo plazo y que tiene efectos positivos en los artistas y en la música. «Ya hemos pagado 500 millones de dólares en derechos y a finales de 2013 llegaremos a 1.000 millones».