El hit: ‘Afterlife’ o las dos caras de una misma moneda

Los lectores de JNSP votasteis la semana pasada ‘Afterlife’ de Arcade Fire como número 1 de nuestro top, el cuarto de la banda en nuestro site tras ‘Ready to Start’, ‘Sprawl II (Mountains Beyond Mountains)’ y ‘Reflektor‘. Aprovechamos el estreno del nuevo videoclip de la banda, dirigido por Spike Jonze en directo desde la gala de los Youtube Music Awards celebrados este domingo, para repasar algunos aspectos sobre la canción.

‘Afterlife’ es el segundo sencillo extraído de ‘Reflektor’, cuarto álbum de Arcade Fire. Producido por Arcade Fire, James Murphy en su primer macroproyecto al margen de LCD Soundsystem y Markus Dravs (‘Homogenic’ de Björk, ‘Viva la Vida’ y ‘Mylo Xyloto‘ de Coldplay, el debut de Mumford & Sons o los propios Arcade Fire de ‘Neon Bible’ y ‘The Suburbs‘), con la mezcla del ganador de cuatro Grammys Tom Elmhirst (ha estado detrás de la mezcla de ‘Rehab’ de Amy Winehouse, ‘Rolling in the Deep’ y ‘Chasing Pavements’ de Adele, el disco ‘The Warning‘ de Hot Chip, ‘Overpowered‘ de Róisín Murphy o ‘Black Cherry‘ de Goldfrapp), ‘Afterlife’ alterna ritmos rápidos y guitarras con texturas de sintetizador y discretas percusiones que nos remiten a los orígenes del disco, a Haití. No es la mejor canción incluida en ‘Reflektor’ pero sí una de las más pegadizas.

“Afterlife, oh my God, what an awful word!” es la fantástica frase que abre ‘Afterlife’, introduciéndonos en la temática explorada por Arcade Fire en la canción, que no es exactamente si hay vida después de la muerte física, como pueda sugerir su título, sino si queda algo de amor en una relación que ha terminado. Butler estudió teología en la universidad y tanto aquí como a lo largo de todo el disco es posible identificar más de una referencia religiosa en sus letras, pero en esencia ‘Afterlife’ no es más que una canción de (des)amor.

Las metáforas, por eso, son acertadas. Para Butler su amor es algo moribundo, desde la primera estrofa, entre ambulancias y sollozos y, finalmente, reducido a cenizas. Parece como si el amor entre Win y Régine -que en la vida real han tenido su primer hijo este mismo año, mientras grababan este álbum- se desvaneciera para siempre tras el último resplandor de la noche y el cantante se preguntara si hay alguna posibilidad de restablecerlo. Win vislumbra a su amada “como detrás de una ventana o de un mar artificial”, es decir, distorsionada, irreal, igual que su amor, y sugiere que arreglen sus problemas, si bien a gritos. Para Régine, sin embargo, su amor es imposible y se pregunta adónde ha ido aunque sabe que no existe respuesta.

Ese amor imposible al que se refiere la letra en verdad es el de Orfeo y Eurídice, protagonistas del lyric video de ‘Afterlife’ (y del disco que incluye el single). Las imágenes pertenecen a la película brasileña ‘Orfeo Negro’ (1959) y resultan todo un acierto dada la influencia de la música caribeña de la canción, y por supuesto también por la letra. La leyenda cuenta que Orfeo estaba profundamente enamorado de Eurídice pero que un día la ninfa traciana murió tras ser mordida por una serpiente venenosa. En el inframundo Hades, convencido del amor de Orfeo por la ninfa y emocionado por sus dotes musicales -atentos a este dato-, promete devolver a Eurídice al mundo de los vivos con la condición de que Orfeo no la mire ni un solo segundo durante todo el viaje de vuelta. El final es trágico, pues no puede cumplirlo: bañados en rayos de luz, Orfeo piensa que su viaje ha terminado. Sin embargo, un pie de Eurídice continúa todavía en las sombras. La ninfa desaparece para siempre en el inframundo.

La épica leyenda de Orfeo y Eurídice es, pues, una muy buena representación de la universalidad del amor y sus consecuencias. Esa es la idea tras ‘Afterlife’. Una cosa, sin embargo, sigue estando muy clara: lo que leemos en la letra de la canción y lo que vemos en su lyric video lo vemos desde la perspectiva de Orfeo. ¿Qué ocurre cuando quien pierde a su amado es ella? El videoclip real del tema quizás nos dé una respuesta. Dirigido por Spike Jonze, con quien tuvimos la suerte de charlar hace unos años, muestra a la actriz Greta Gerwig bailando eufóricamente al son de Arcade Fire. Lo hace tras romper con su Orfeo, con quien zanja su relación con un último beso. La diferencia es evidente: mientras Orfeo lamenta la pérdida de Eurídice, ésta celebra su libertad. Ahora es Orfeo quien desaparece en las tinieblas y Eurídice, alegre, desinhibida, expresa su felicidad por los bosques y, al final de su actuación, ejecutando una divertida coreografía con unas niñas rodeada por el grupo en vivo. Otro exitoso experimento audiovisual para el grupo que se suma a su lista de vídeos interactivos y diferentes.

Conocido por películas como ‘Cómo ser John Malkovich’, ‘Donde viven los monstruos‘ o últimamente ‘Her’ y por supuesto por una larguísima lista de videoclips para The Breeders (‘Cannonball’), Sonic Youth (‘100%’), R.E.M. (‘Electrolite’), Björk (‘It’s In Our Hands’), Daft Punk (‘Da Funk’) o Fatboy Slim (‘Praise You’), Spike Jonze ya había trabajado anteriormente tanto con LCD Soundsystem (‘Drunk Girls‘) como con Arcade Fire (el corto de media hora de ‘The Suburbs’, la música de la inminente ‘Her’). Curiosamente, hacía un par de años que no rodaba un vídeo, desde ‘Otis’ de Jay Z y Kanye West. Por su parte, Greta Gerwig es conocida por su vinculación al mumblecore. En nuestra crítica de ‘Lola Versus‘ la consideramos «la actriz más desaprovechada de la actualidad» y hemos destacado anteriormente su labor en ‘Hannah Takes the Stairs‘ o ‘Damiselas en apuros‘. También ha trabajado en ‘A Roma con amor‘ de Woody Allen, ‘No Strings Attached’, ‘Arthur’ o ‘The House of the Devil‘. Su último trabajo es ‘Frances Ha’, que además ha co-escrito. Siguiendo con los «crossovers», en esta última cinta ‘Modern Love’ de David Bowie tiene cierto protagonismo.

Es evidente que los dos vídeos para ‘Afterlife’ son las dos caras de una misma moneda y es curioso ver cómo dos personas casadas como Win y Régine enfrentan sus problemas de pareja e incluso una hipotética separación de maneras tan distintas, pero esa honestidad es lo que hace grande a la banda y lo que logra que sus canciones, entre la euforia y el desaliento, calen y emocionen. ‘Afterlife’ como canción quizá no es tan clara en su intencionalidad, pero todo el mundo puede sentirse identificado con su mensaje, lleno de ideas sobre la muerte (de las personas o del amor) y sobre nuestro destino.

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JNSP