Hace pocos días mi compañero Sebas aludía a la posible caducidad del patrón «Joy Division» en bandas actuales, tras el revival que hará unos doce años propiciaron Interpol y que con los años devino en propuestas mucho más cojas y miméticas como White Lies o Editors. Pero el eco del post-punk es mucho más que una moda, y permanece latente en el ideario de muchas bandas hasta que alguna emerge con personalidad y buenas ideas, como es el caso de Iceage o Savages (cabe recordar que en nuestro país el subgénero vive un buen momento también con propuestas tan diversas como Juventud Juché, Trajano! y Antiguo Régimen). Eagulls, quinteto de Leeds que lleva un par de años rodando, es otra muestra muy clara de que el legado de Ian Curtis aún tiene mucho que ofrecer.
La banda encabezada por las carismáticas voz y gestualidad de George Mitchell publicó hace algunas semanas su primer y homónimo largo, un disco fantástico que no da respiro en los poco menos de cuarenta minutos que dura. Sus once cortes no muestran ningún tipo de remisión con el oyente, engulléndole en un magma de guitarras hirvientes y ritmos acelerados en los que no tiene cabida la pausa (ni siquiera en la engañosa parte final de ‘Fester/Blister’). Y para ello ni siquiera han necesitado recurrir a cortes como ‘Moulting’, ‘Coffin’ o ‘Council Flat Blues’, con los que se daban a conocer hace un par de temporadas.
Los fantásticos singles ‘Nerve Endings‘ y ‘Tough Luck‘ ejercieron hace meses la primera embestida, entrando en las vidas de los que nos acercábamos a ellos como un elefante en una cacharrería, y para quedarse. Pero ‘Eagulls’ no se queda ahí, ni de lejos. Con los venerados mancunianos como punto de partida, pero permeables a sonidos tan diversos como My Bloody Valentine, Killing Joke, Wire y hasta The Smiths, Eagulls desgranan un álbum sin ningún tipo de desperdicio. Con un sonido brutal, de esos que invitan a subir el volumen a límites dañinos, Eagulls se erigen en otros de esos raros héroes que logran la difícil tarea de aunar ganchos magnéticos con un estilo rudo y desafiante.
‘Yellow Eyes’, ‘Hollow Visions’, ‘Amber Veins’, ‘Opaque’ o ‘Possessed‘ (único corte que sí procede del pasado, recuperado de un split junto a Mazes) son otros cortes que manifiestan su genio, cortante y enfadado con un presente que tiene poco de interés que ofrecer a los jóvenes, abocados al rechazo y a las drogas como vía de escape. Ese enojo generacional tiene en George Mitchell a un perfecto portavoz, que grita con rabia unas letras en las que, entre historias de adicciones y violadores que quedan impunes, no duda en incluir alusiones a sus defectos físicos (padece malformaciones de nacimiento a causa de la Talidomida). Los cinco minutos de ‘Soulless Youth’ cierran el álbum a lo grande, liberando de forma salvaje toda la mala hostia acumulada en la media hora precedente. ‘Eagulls’ es como un licor fuerte, de alta graduación, pero de saber dulce, que sabe amargo pero pide repetir.
Eagulls actúan esta semana en nuestro país: el día 8 estarán en Barcelona (sala Sidecar), el 10 en Madrid (sala El Sol), el 11 en Lugo (FiV Festival) y el 12 en Donosti (sala Bukowski).
Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Nerve Endings’, ‘Tough Luck’, ‘Soulles Youth’, ‘Possessed’
Te gustará si te gustan: Iceage, Savages, Fucked Up.
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