Y es una pena porque Madrid ha tenido la suerte de contar con uno de los repertorios más chulos que se ha visto a los Stones en su gira europea. En primer lugar y coincidiendo por casualidad con la noticia de que la letra original de Bob Dylan ha sido vendida por 2 millones de dólares, el grupo ofrecía tocar ‘Like a Rolling Stone’ a través de una encuesta en su página web. No sonaba en un concierto suyo desde septiembre de 2003 y evidentemente parece que ha ganado. Era interpretada además después de ‘Angie’, otra de sus canciones más populares y que tampoco es de las fijas.
Una manera de encauzar en la primera media hora un concierto que había arrancado con ‘Jumpin’ Jack Flash’, ‘You Got Me Rocking’ y una de sus canciones imprescindibles, ‘It’s Only Rock’n Roll (But I Like It)’. Excelente comienzo para un show que seguiría con la reciente ‘Doom and Gloom’ y con ‘Out of Control’. Y aunque sea una pena que para escuchar bien sus coros negros tengamos que esperar al DVD, ver a Mick Jagger completamente descontrolado bailando esta última por el escenario es una verdadera gozada incluso en estas circunstancias. Como cuenta la leyenda, es un nervio y no sabe parar ni en los dos o tres temas en los que se cuelga una guitarra: normalmente la abandona a la mitad y vuelta a la carrera.
Se le echa de menos cuando Keith Richards, tras la presentación de Mick de toda la banda, que incluye una corista, un bajista, vientos y piano, se encarga de dos temas en solitario, ‘You Got the Silver’ y ‘Can’t Be Seen’. No sé si por las malas condiciones acústicas o por cierta falta de liderazgo, de repente parece mentira que veamos titubear al mismo hombre que se acababa de meter un estadio en el bolsillo practicando una sentadilla cósmica.
La parte central del repertorio presenta versiones demasiado extendidas (apareció Mick Taylor en ‘Midnight Rambler’), pero el grupo no es tonto ni está de capa caída y el show termina bien arriba con cinco apuestas infalibles. Bien es verdad que algunos de los que crecimos en los 90 echamos de menos algún hit más de los que nos tragamos en aquella época, como ‘Anybody Seen My Baby?’ o ‘Saint of Me’, canciones en las que creímos a pesar de que supiéramos que no eran las mejores de su carrera, pero a ver quién tose a un fin de concierto en el que aparecen ‘Start Me Up’, ‘Sympathy for the Devil’ (una de las pocas en que la iluminación, en este caso rojo infernal, aporta algo al minimalista set), ‘Brown Sugar’ con una impresionante carrera de punta a punta del escenario de Mick, y en los bises, ‘You Can’t Always Get What You Want’ junto a un coro, y ‘(I Can’t Get No) Satisfaction’, esa canción cuya percusión imitaste borracho 358 veces en una tarima.
El concierto acaba como empezó, con explosiones de fuego, y también con un abrazo grupal de los cuatro miembros. El público corea todos los «oé-oé» correspondientes, y la emoción es palpable: no da la sensación de haber visto un grupo reunido por la pasta, que no se aguante o que no sea capaz de moverse -se han visto cientos de artistas moverse peor y menos que ellos en el escenario y con 20 años-. Como piensan todos los losers que se los perdieron en otras ocasiones… ¡ya puedo decir que vi en directo a los Rolling! Es sólo que tras poner 94 euros de entrada, no esperaba tener que poner también mi imaginación para disfrutar en su plenitud de los detalles de las canciones. 6.
Foto: Facebook Rolling Stones