Sea como sea, nunca quise decir que no mereciera la pena pagar una entrada para ver este ‘Kiss Me Once Tour’, sino que comparada con otras giras suyas, esta se me hacía menos arriesgada y más pequeña. Menos trascendental que las previas. Afortunadamente, el Barclaycard Center ayer casi colgó el cartel de entradas agotadas para recibir a la australiana como se merecía. Y como rectificar no es de sabios, sino de valientes, después de lo de anoche debo admitir que mi visión de este espectáculo mejoró bastante respecto a lo que vi en Liverpool y Manchester hace tres semanas. En esencia sigo viendo los mismos errores, como que el setlist podría mejorarse y que la producción en comparación con anteriores se queda algo barata; pero llámalo estar más rodada, llámalo sentirse como en casa, lo cierto es que Kylie se lo pasó en el escenario como una enana (y no estoy haciendo ninguna broma barata) y nosotros también con ella.
Ya lo dijo en un momento de la noche, que antes de salir había advertido a su equipo en el backstage que se preparara para una noche salvaje porque el público español era único. Lo sé, todas dicen siempre lo mismo en cada ciudad que visitan, pero ayer no era en cumplido, sino una verdad comprobada: el feedback de los asistentes marcó la diferencia. No hay otra forma de explicar por qué un espectáculo calcado al que asistí en Inglaterra (quitando ʻSexyLoveʼ y añadiendo ʻLocomotionʼ) pasó de ser un correcto Greatest Hit Tour a la discoteca más grande del planeta. Los gritos, saltos, ovaciones y aplausos de los que allí estábamos hicieron que Minogue se desviviera por dar un show de esos que no se olvidan, dando gracias en español cada vez que podía, firmando discos en las primeras filas, subiendo a un afortunado fan a hacerse un selfie con ella o incluso cantando bajo petición y a capella rarezas como ʻCrystallizeʼ o ʻMillion Millesʼ, que no habían sonado en ninguna de las fechas de la gira hasta ahora. Simplemente estaba que no se lo creía, y así lo dejó patente en su cuenta de Instagram nada más decirnos adiós.
«Después de ver esto, no entiendo cómo pudiste escribir lo que escribiste del estreno en Liverpool», me espetó un conocido al que encontré en la pista con las luces ya encendidas. Sudado y afónico, yo tampoco. Bueno, sí, el entorno había cambiado. Que como se suele decir, Madrid era una fiesta, y anoche en concreto, una de las buenas. Esta noche la artista visita Barcelona. 8.