Matthew E. White / Fresh Blood

‘Fresh Blood’ es un título que suena bastante irónico, porque Matthew E. White no está precisamente por la labor de innovar ni de sonar fresco. La originalidad está sobrevalorada, debe pensar él y, si aspiras a convertirte en un clásico, lo mejor que puedes hacer es acercarte a ellos lo máximo posible. Matthew está construyendo su camino para convertirse en un gran autor americano, en la tradición de los grandes compositores y cantantes de los setenta como Randy Newman o Carole King. Pero el espejo donde se mira es realmente el gran Burt Bacharach, ya que su ambición se desparrama más allá de la composición y alcanza también la producción.

Para conseguir su objetivo, en este álbum suaviza las formas respecto a su obra anterior, dejando un poco de lado el sensual soul de groove casi sofocante que caracterizaba a ‘Big Inner‘ y ‘Outer Face’. Matthew abre las ventanas, airea las canciones y deja que entre la luz del sol. Así, apelando a esa manera tan clásica, sólida y americana de entender la canción pop adulta como la entienden sus maestros, construye estos diez temas. El resultado es un disco ambicioso en pos del sonido total: temas mullidos, cálidos, vitalistas, con un fuerte carácter soul, de desarrollo largo, tempo tirando a moroso, estribillos majestuosos, coros omnipresentes y lujosos arreglos de cuerda y viento. Ejecutado por músicos expertos y vigorosas coristas, aquí no hay nada fuera de sitio; todo está brillantemente pensado y colocado en el lugar que toca, siempre al servicio de la canción, hasta llegar al punto idóneo de sofisticación y lujo sin resultar jamás excesivo ni caer en lo empalagoso. Y, entre tanta opulencia, contrasta la voz de Matthew; susurrante, algo arrastrada, irónica y cariñosa, similar a la de M. Ward, tan alejada a priori del desmelene soul, pero que acaba emergiendo como auténtica seña de identidad.

El álbum empieza fuerte, con ‘Take Care My Baby’, un envolvente medio tiempo amoroso de creciente intensidad. La canción marca la tónica de casi todos los temas del disco: introducciones suaves pero progresiva intensificación a medida que avanzan. En comparación, el primer single ‘Rock and Roll is Cold’ es casi simple, con su ironía, su trotón ritmo y sus irresistibles coros; una declaración de principios en que proclama su querencia por el R’n’B en contra del rock: “Rock and roll it don’t have no soul (…) / Everyone knows that rock and roll is cold”.

Aunque el disco pueda dar la sensación inicial de que funciona como una especie de reverso temático del de Natalie Prass (cantando al amor donde ella se dolía de una ruptura), también incluye sus momentos sombríos, como ‘Holy Moly’, que logra saltar de su introducción triste y sorprendentemente sencilla (solo guitarra, bajo y batería) para ir incorporando el piano y desatarse en otro crescendo de cuerdas, trompetas y percusión, con los coros precipitándose en su emocionante final. O ‘Circle ‘Round the Sun’, la más sencilla y breve del álbum, una tonada lenta a piano de estribillo en busca de la comunión. Aunque para comunión, la de ‘Feeling Good is Good Enough’, una luminosa pieza en que Matthew le pregunta tiernamente a su chica si volverá a casa con él, que deriva en un glorioso estribillo que se eleva mientras el coro pregunta “Are you feeling good enough?”. ‘Tranquility’, sedosa y nocturna, y ‘Golden Robes’, calmada recuperación de la balada clásica de los sesenta, son de las que más recuerdan a Bacharach.

‘Love is Deep’, el corte más “sexy” y soul del disco, cierra este magnífico tratado de estilo que en ningún momento cae en lo retro o en el homenaje vacuo. Pero -por ponerle un pero a tanta seducción y derroche- lo único que echo de menos es, paradójicamente, una pizca de desatamiento y cursilería, eso que tan bien se le daba a Bacharach, para acabar de convertir sus adictivas y bonitas canciones en perdurables himnos rompecorazones. Por supuesto que esto ya son filias personales y ‘Fresh Blood’ merece convertirse en la banda sonora ideal para derretirse en pareja o acompañar tardes solitarias y perezosas.

Calificación: 7,7/10
Lo mejor: ‘Take Care My Baby’, ‘Feeling Good is Good Enough’, ‘Love is Deep’
Te gustará si te gusta: el pop sofisticado, Burt Bacharach, Natalie Prass
Escúchalo: Spotify

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Publicado por
Mireia Pería