La noticia sucede a la decisión del O2 Arena y el Wembley Arena de Londres de prohibir estos artilugios a principios de año. No sólo se relaciona el uso de los palos de selfie con el ego de sus dueños sino con las grabaciones ilegales de los conciertos y también con la posible agresividad de la gente borracha.
El O2 Arena expresamente pide que no se lleven porque puede que sus dueños no puedan entrar en el recinto si no se deshacen de ellos. «Damos la bienvenida a los selfies, pero dejad los palos en casa. El O2 no admite palos de selfie por razones de seguridad», indican.
La noticia reabre el debate sobre a qué demonios va la gente a los conciertos, en realidad. En los últimos años son varios los artistas que han pedido a los asistentes que no hagan fotografías del evento, como ha sido el caso de Björk o She & Him.