Tiene que ser frustrante, para alguien que siempre ha reivindicado la música disco, ver cómo otros artistas se llevan el gato al agua con esos mismos sonidos, como sucedía recientemente con el ‘Get Lucky‘ de Daft Punk. Jimmy Somerville, que tanto en los míticos Communards como en solitario versionó canciones como ‘You Make Me Feel (Mighty Real)’, ‘Never Can Say Goodbye’ o ‘Don’t Leave Me This Way’, decide ahora publicar un álbum basado en la música disco, sin ordenadores ni sintetizadores, únicamente con instrumentos tradicionales «y un mellotron», lleno de energía positiva para recuperar el afán escapista de esta música frente a la presión social o política (recordemos que estamos ante el autor de ‘Breadline Britain’), y con algunos clichés que evitar. «La música disco a veces tiene mala fama. Todo el mundo cree que son fiestas con pantalones de poliéster, pelucas encrespadas y Bee Gees. Y es más sofisticado que eso. Esta es mi tesis de la música disco», indica
en una entrevista. La verdad es que el concepto no puede evidenciarse más en la portada de ‘Homage’, en los coros y orquestación del single ‘Some Wonder’ y muchos otros temas, en las cuerdas y metales de ‘Freak’, en la fiesta ultra Chic que plantea ‘Taken Away’, en el funky de ‘Back to Me’, en la revitalizante -tamaño ‘Ain’t No Mountain High Enough’- ‘Travesty’ o en la apropiación soul de ‘Lights Are Shining’. El álbum tiene consistencia gracias a estribillos como el de ‘Overload’, aunque al final es tan puro en su clasicismo que demasiado a menudo resulta inocuo. ¿La misma portada no cae en unos cuantos clichés? Tras las aristas y nuevas ideas en el fondo de ‘
Random Access Memories‘, escucharlo es como ir al barrio gay de la ciudad en 2015: para un rato de vez en cuando no está mal, pero ya hay otras cosas.
Calificación: 5,8/10
Lo mejor: ‘Freak’, ‘Overload’, ‘Some Wonder’, ‘Taken Away’
Te gustará si: aún te acuerdas mucho de los Communards, de Chic, de Moroder…
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