Aunque Lorde cuenta con un éxito global, ‘Royals’, y un álbum debut ganador de varios premios Grammy, el notable ‘Pure Heroine‘, no hay que olvidar que la cantante todavía ha de consolidar su posición en la industria con, al menos, dos discos más, de modo que despedir a la persona que la ha convertido en la estrella que es hoy se antoja una decisión cuanto menos extraña y que solo entenderemos si alguna de las dos partes se molesta en dar motivos.
Que sepamos, no es que Lorde necesite cambiar de mánager. Con Maclachlan le ha ido estupendamente tanto en lo comercial como en lo artístico. No es como cuando Miley Cyrus, con su carrera a pique hace varios años, fichó al mánager de Britney para dar un giro drástico a su carrera y solidificar su identidad de chica rebelde en la industria, o como cuando Beyoncé despidió a su padre -entre rumores de que la había robado- para ganar la libertad artística que terminaría dándonos ‘Beyoncé‘.
¿Habrá impulsado esta decisión un conflicto de intereses? ¿Estará Lorde harta de su éxito? ¿O preferirá que la manejen sus padres pese a las experiencias de Beyoncé, Usher o Selena Gomez? De momento, la neozelandesa se encuentra grabando su segundo álbum junto al productor del primero, por lo que imaginamos que las cosas no serán tan diferentes a partir de ahora. O eso esperamos.