Terror puro y duro, hijos putativos de Stephen King, horror psicológico y malrollero, domestic noir (no podía faltar) y hasta Lovecraft buscando su propio Necronomicón. Al igual que hemos hecho con el cine, os ofrecemos cinco propuestas muy diferentes para erizaros los pelillos de la nuca la noche de difuntos.
Distancia de rescate (Samanta Schweblin)
Escalofriante. Si hay un libro de terror recomendable para este Halloween, aunque no sea puro género, es este. ¿Quién es ese niño? ¿Qué está pasando en ese pueblo? ¿Cómo logra la autora transmitir tal grado de tensión? ‘Distancia de rescate’ (precioso título que hace mención a la “distancia” necesaria que una madre pone con su hijo pequeño para poder “rescatarlo” de algún peligro) es un ejemplo perfecto de cómo la forma, si está bien elaborada, es capaz de potenciar y muscular el más convencional de los contenidos. Esta historia de pueblos malditos, entornos tóxicos, infancias amenazadas y trasmigración de almas no sería tan enormemente inquietante si no estuviera escrita como lo ha hecho Samanta Schweblin: en forma de diálogo indirecto, incompleto, velado, pesadillesco; como si la protagonista estuviera en plena terapia regresiva. La autora dosifica sabiamente la información para que sea el lector quien vaya componiendo la historia en su cabeza. Lo dicho: escalofriante.
La última noche en Tremore Beach (Mikel Santiago)
Menudo debut. Mikel Santiago se estrenó como novelista el año pasado con un relato de misterio que podría haber firmado el mismísimo Stephen King. Para lo bueno: una sólida trama de intriga psicológica en un entorno misterioso y evocador; y para lo malo: un final algo decepcionante y sensiblero que no está a la altura del resto de la novela. Pero, como suele ocurrir con “el rey”, todo el magnífico comienzo y desarrollo compensa un pequeño chasco final. La historia de un compositor de bandas sonoras que, tras un traumático divorcio, se refugia en un rincón perdido de la costa de Irlanda para recuperar la inspiración -¿os suena?- le sirve al autor para construir un absorbente y envolvente relato de suspense, plagado de inesperadas y muy bien urdidas sorpresas que te dejarán más de una vez con la boca abierta. ¿Confirmará Santiago las expectativas con su siguiente novela, ‘El mal camino’? Esperemos.
La silla (David Jasso)
De las cinco novelas aquí propuestas, esta es la más genuinamente terrorífica. Solo hay que echar un vistazo al argumento: un escritor de novelas de terror se queda accidentalmente amordazado y atado a una silla después de haber realizado una “prueba de empatía” para uno de sus libros. Si nos dijeran que esta es la premisa argumental de un episodio de ‘Alfred Hitchcock Presenta’ nos lo creeríamos (y querríamos verlo). A pesar de que ‘La silla’ parece un cuento de terror hinchado para venderse como novela –le cuesta demasiado arrancar y se detiene en explicaciones irrelevantes-, cuando el autor se deja de divagaciones y se centra en narrar la situación que vive el protagonista alcanza cotas de suspense y angustia realmente notables. David Jasso demuestra que lo suyo no son ni los diálogos ni la mesura a la hora de adjetivar, pero sí que posee un gran talento para describir situaciones de forma muy gráfica y para crear terror psicológico en entornos cotidianos.
Observada (Renée Knight)
No podía faltar en esta selección un buen ejemplo del subgénero de moda: el domestic noir. ‘Observada’ es uno de los más hábiles y entretenidos. Siguiendo la estela de la fundacional ‘Perdida’, y a la altura de ‘La chica del tren’ (sin olvidar la muy reivindicable ‘¿Y tú que clase de madre eres?’), la debutante Renée Knight sigue explotando el filón del thriller femenino con una novela de la que, sin explicar nada de la trama, podríamos decir que pone al lector frente a sus propios prejuicios. ‘Observada’ (hasta el título recuerda a Gillian Flynn) tiene todo-lo-que-tiene-que-tener: una protagonista de mediana edad angustiada, una crisis de pareja, secretos inconfesables que dan miedo, sinuosos golpes de efecto que harán babear a los fans del género y hasta unas vacaciones en España como punto álgido de la narración. ¿Placer culpable? Psss.
Los nombres muertos (Jesús Cañadas)
Terror y humor. Esta combinación infalible (que ha dado lugar a una de las más ingeniosas y divertidas películas del año) está muy presente en la simpatiquísima ‘Los nombres muertos’. El argumento es irresistible: H.P. Lovecraft recibe una propuesta imposible: buscar el Necronomicón, un libro maligno que no existe por una sencilla razón: se lo inventó él. Acompañado de otros dos escritores -Frank Belknap Long (‘Los perros de Tíndalos’) y Robert E. Howard (creador de Conan y Solomon Kane)-, el genio de Providence se embarcará en una aventura que le llevará hasta el Londres de la sociedad Golden Dawn, el Berlín de entreguerras o las ruinas arqueológicas de Damasco. Un festival de guiños y homenajes (aparecen Aleister Crowley, Arthur Machen, J.R.R. Tolkien y hasta Salvador Dalí) que sazonan una trama digna de Weird Tales. ¿Un libro para friquis? Pues sí, se requiere de un mínimo conocimiento del universo lovecraftiano (y aledaños) para poder disfrutar de esta novela en toda su extensión.