‘Spectre’, el mejor James Bond posible en 2015, o casi

Serpientes en los créditos mientras suena un baladón de Sam Smith creado ad hoc tras el exitazo del de Adele hace tres años, un cúmulo de postales desde México, Roma o Austria para fomentar el turismo, en su consecuencia una chica Bond para el agente 007 en cada puerto… la saga James Bond podría ser una buena caspa en pleno 2015, pero no. El equipo detrás de ‘Spectre’, como ya se vio en ‘Skyfall‘, también dirigida por Sam Mendes (‘American Beauty’, ‘Revolutionary Road‘), se ha adaptado a los nuevos tiempos de manera casi inmejorable.

Y no me refiero al uso de nuevas tecnologías y más presupuesto y dedicación en las escenas de acción. Obviamente ‘Spectre’ es un hacha en ese sentido. ¿Cómo podía no serlo con un presupuesto de 300 millones de dólares para dos horazas y media de trepidante minutaje? La secuencia que abre la película, en el Día de los Muertos celebrado en México (coincidiendo más o menos con el estreno del filme) es ya una de las mejores de toda la saga, y anticipo de las también excelentes que se dan después en otros territorios. Pero que James Bond se maneje bien en helicópteros, trenes, aviones y por supuesto deportivos no es lo que sorprende al público hoy en día. Si estas escenas funcionan por encima de la media mientras en filmes similares puedes encontrarte en mitad de la supuesta tensión pensando en tus cosas, es porque el fondo es soberbio.

Daniel Craig, 10 centímetros por debajo de Sean Connery pero a su misma altura en cuanto a carisma, es algo más que el mejor James Bond llevando trajes. En ‘Spectre’ jugando solo y sin apenas apoyo de Moneypenny y su equipo, resulta creíble como héroe, hipnotiza por supuesto como seductor, pero de manera más singular, resulta bastante divertido. Partiendo de la base de que una película de James Bond nunca será tan atrevida como una serie de la BBC tipo ‘Sherlock’, y a veces sí se echa de menos que el humor británico vaya un pelín más allá para que la saga termine de resultar tan ácida como Twitter (lo que sólo se deja ver de soslayo muy de vez en cuando), él mola tanto que mejor que de pie, cae sentado.

También son imprescindibles en medio de esta desarticulación de una organización terrorista, el gran villano Christoph Waltz, con una escena de tortura de una fuerza dramática que ya hubiera querido para sí ‘Hostel’, y Léa Seydoux como Madeleine Swann, que aporta un muy necesario toque feminista en nuestros tiempos. Como la canción de Sam Smith, que saldrás de la sala cantando aunque no quieras, su personaje y la escena final son una reivindicación del pasado, de lo viejo, pero con los elementos justos del siglo XXI para que hoy podamos seguir disfrutando del agente como otras generaciones lo hicieron hace 50 años. 8.

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Publicado por
Sebas E. Alonso