Y es que igual fue un poco arrogante pensar que Young Fathers (¿dónde estarán dentro de 20 años?) habían de salvar la vida de Massive Attack. Todo para que aparezcan por aquí entonando «suck it to me / suck it to me» en ‘Voodoo In My Blood’, una cosa que 30 años después de Almodóvar y McNamara no es que nos impresione demasiado. Bromas aparte, su contribución aporta una sofisticación cercana al debut en solitario de Róisín Murphy co-producido por Herbert, pero no es la pista decisiva de ‘Ritual Spirit’ porque todas lo son. Todas funcionan de alguna manera y en todas predominan los ambientes oscuros clásicos de Massive Attack sobre cualquier colaboración ajena y nunca al revés.
‘Dead Editors’ con Roots Manuva aporta al ritmo; el tema titular con Azekel los punteos, las percusiones y las palmas que nos retrotraen a la era ‘Protection’; y ambas, junto a la mencionada ‘Voodoo In My Blood’, conducen a la cumbre del disco, que sí, es la canción con Tricky y muy sabiamente se ha dejado para el final. ‘Take It There’ quizá no invente nada, pero como a las mejores canciones de Massive Attack, parece que le hayan echado droga. Qué droga es no puedo decirlo, pero sí puedo decir cuándo cae: después del cambio del minuto 2.20, cuando la canción añade tensión tirando de guitarras eléctricas y distorsión, logrando generar casi la misma adicción que tantas pistas de su discografía, de ‘Teardrop’ a ‘Angel’ pasando por ‘Safe From Harm’ o ‘Unfinished Sympathy’. Nada de este EP se acerca realmente a ellas, pero 3D sí logra convencernos de que la idea de presentar estas nuevas canciones en este formato de pequeñas dosis ha sido la mejor. Nunca cansa, hace destacar cada pista por separado, deja con ganas de más.
Calificación: 7,4/10
Lo mejor: ‘Take It There’, ‘Dead Editors’
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