En ‘Painting with…’, el décimo disco de estudio de Animal Collective, el trío de Baltimore lleva esta idea un poco más allá inspirándose no solo en dinosaurios y pinturas ecuestres sino también en movimientos creativos radicales como el dadaísmo o el cubismo, considerados dos estilos de la primera vanguardia artística, o en la austeridad e inmediatez del punk. De hecho, el grupo cita la música de los Ramones como punto de partida para este nuevo trabajo que ha diseñado como una colección de canciones cortas y que van al grano, casi como ninguna otra en su discografía. ¿El disco más pop de Animal Collective?
No es una exageración. Si los Beach Boys han sido desde hace años una pieza clave en el desarrollo de Avey Tare, Panda Bear y Geologist de indagadores vanguardistas a compositores de canciones atemporales, no hay otro disco en su repertorio que los reafirme más como influencia que ‘Painting with…’, empezando por que el grupo ha grabado el álbum en el mismo estudio en el que fue creado ‘Pet Sounds’ (pequeño detalle) y siguiendo por las mismas composiciones, que, a través de un formato de canción pop más convencional, nos llevan a un viaje de ritmos frenéticos, armonías vocales exuberantes y melodías radiantes mucho más claras que en ocasiones previas. ‘Floridada‘, que reflexiona sobre la unión universal combinando pop, electrónica y «collage» abstracto, es un single pop con todas las letras.
El viaje tiene sus altibajos. Curiosamente, el trío no ha grabado ‘Painting with…’ en directo en su garaje como ‘Centipede Hz‘ sino que lo ha creado enteramente en un estudio profesional, algo que, para bien y para mal, se nota. Los ritmos del álbum son más vigorosos, gruesos y acelerados que nunca; el trío se intercambia no palabras, sino sílabas como si nada, y el «reverb» hace aquí acto de ausencia, por lo que ‘Painting with…’ resulta en un disco físico, a menudo sensual incluso, que no se presta a lo etéreo sino que resulta desenfrenado y puede bailarse sin problemas. Dada la naturaleza más convencional de las canciones, evidentemente estas se prestaban a una producción electrónica más intensa, más «en tu cara», pero hay algo plástico, un poco forzado en ellas que no termina de cuajar, mucho menos cuando las canciones no acompañan.
Tampoco podemos echar en cara al trío a estas alturas que quiera pasárselo bien en directo y estas canciones son, sobre todo, carne de festival. Sin ir más lejos, ‘Natural Selection’ es un pegadizo número tecno-pop, mientras el single ‘FloriDada’ y ‘Golden Gal‘, que samplea ‘Las chicas de oro’, muestran a un grupo fluyendo cómodamente a través de su propia idea de radiofórmula. Sin embargo, cortes como ‘Hocus Pocus’, ‘The Burglars’ u ‘On Delay’ no cuentan nada memorable. La densidad de sus paisajes sónicos no es el problema; sencillamente, algunas de estas canciones, aparte de pobres, quieren decir demasiadas cosas en muy poco tiempo, y a menudo su producción, en lugar de complementarlas, opaca su impacto.
Esta decisión artística, en realidad, tiene mucho de primitivo. Las percusiones de ‘Hocus Pocus’ y ‘Vertical’ son viscerales, mientras ‘Lying In the Grass’, ‘Recycling’, que va sobre lo que pensáis, o la misma ‘Vertical’ incluyen paisajes selváticos muy conseguidos que encuentran al grupo elaborando con gracia su concepto de música humana hecha a partir de máquinas. Pero ‘Merriweather Post Pavilion‘ también era un poco así; la diferencia es que, en aquel, como en ‘Strawberry Jam‘ o ‘Feels’, el grupo sencillamente no parecía forzar nada, dejaba sus ideas fluir solas y el resultado ha perdurado hasta hoy. Con ‘Painting with…’ a medio camino entre el pop comercial y las aspiraciones experimentales que siempre han caracterizado al grupo, no está tan claro ni siquiera después de incontables escuchas. ¿Un buen disco? Sí, pero menos de lo que el grupo ha demostrado que es capaz de hacer.
Clasificación: 6,5/10
Lo mejor: ‘Floridada’, ‘Vertical’, ‘Natural Selection’, ‘Golden Gal’
Te gustará si te gusta: Dirty Projectors, Gang Gang Dance, tUnE-yArDs
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