Nos encanta ‘ANTI’, que Rihanna se haya decidido finalmente a hacer un disco que pegue con su voz y persona y haya sacrificado los éxitos facilones en favor de un ejercicio de estilo más honesto y acorde a sus inquietudes actuales, pero, francamente, no hay manera humana de secuenciarlo en condiciones. En el disco hay una clara, aunque inconsistente, línea hip-hop y de R&B alternativo definida por canciones como ‘Consideration’, ‘Work’, ‘Needed Me’ o ‘Desperado’, que luego no tiene continuidad en su segunda mitad, que no tiene nada que ver, a su vez, ni con la primera ni con respecto a sus canciones entre sí mismas.
Tampoco es oro todo lo que reluce. En ‘ANTI’ hay temazos, incluso «growers», y a ‘Work‘ especialmente me remito, pero también canciones prescindibles como ‘Woo’ o ‘Yeah, I Said It’, cuya inclusión en el álbum se entiende menos todavía recordando que ‘FourFiveSeconds‘, ‘Bitch Better Have My Money’ y ‘American Oxygen’ no están (¿será por ser de Kanye West, el productor ejecutivo original del álbum, que al final se desvinculó del proyecto?). Para la poca coherencia estilística que tiene ‘ANTI’, ¿no los podrían haber metido por alguna parte? Por otro lado, lo sentimos, pero ese karaoke de Tame Impala no pinta nada por aquí, por muy bien que le haya quedado.
En su lugar, no podemos olvidarnos de la maravillosa ‘Higher’, un himno de las borracheras depresivas para los anales, como tampoco del cuco número girl group ‘Love On the Brain’, de la preciosa ‘Never Ending’ o de ese discreto número R&B que es ‘Needed Me’ y que tanto ha gustado al público para sorpresa seguramente de la misma Rihanna. No pasamos tampoco de la carismática ‘Consideration’ ni de la inimitable lección de actitud que es ‘Desperado’, mientras la ochentera ‘Kiss It Better’ tampoco puede faltar. ¿Qué hay de los bonus tracks? Nosotros rescatamos ‘Sex with Me’, un número guarro y pegadizo que la misma Rihanna reivindica al principio de su gira.