El Festival de Angulema, uno de los más importantes dedicados al cómic a nivel europeo, ha sido otro de los muchísimos escenarios en los que se ha hablado últimamente del predominio de los nombres masculinos en el mundo del arte. Entre 30 nominados no se incluyó ni a una sola autora y el agravio terminó con el boicot de algunos artistas al festival y la intervención de la mismísima Ministra de Cultura francesa.
El debate sigue más que abierto empezando por nuestra propia web si revisamos las reseñas de novela gráfica del último año (al menos la recomendable ‘Patria‘ de Nina Bunjevac fue una de nuestras favoritas de 2015, pero poco más). Para resarcirnos, recomendamos cuatro cómics actuales que todo el mundo debería conocer.
Calificación: 8/10
Lo mejor: El enredo de las situaciones, el deambular sin dirección como medio narrativo (como en uno de los relatos, con ‘Come Back From San Francisco’ de The Magnetic Fields de fondo), mientras los personajes van ensimismados en unos pensamientos que no sabemos descifrar.
Lo peor: Cierta desconexión con generaciones mayores que las de la autora barcelonesa, que apenas tiene 20 años. Aunque no debería ser así ante temas que son universales: simplemente pueden sonar algo lejanos.
Pero más allá de estos dos detalles tan generales las diferencias son enormes. El dibujo de Zeina es sofisticado, está surtido de musicalidad y proporciona cierto sentido de intimidad. Se trata de un trabajo autobiográfico porque narra los anhelos que el bisabuelo de Zeina tenía por construir un piano capaz de alcanzar los cuartos de tono de las melodías orientales. Una causa que discurre en paralelo al distanciamiento latente entre dos culturas que geográficamente no lo están tanto.
Calificación: 7,5/10
Lo mejor: Un dibujo que sin ser complejo e incluso con un toque naíf trasciende lo emocional. El carácter histórico de Beirut en los años 60.
Lo peor: El guión necesita un poco más de gas. En determinados episodios, en comparación con el dibujo, necesita un empujón. Por fortuna el final queda muy bien resuelto: la ironía de cierre es muy acertada.
No vamos a desvelar mucho más datos, pero ‘I.D.’ presenta a tres personajes que, por motivos bien diferentes, consideran someterse a una cirugía de trasplante de cerebro desafiando los índices de supervivencia y la dura rehabilitación en caso de éxito.
Calificación: 7,5/10
Lo mejor: La controversia sobre cuestiones de identidad y género. La autora solo se centra, muy acertadamente, en los protagonistas sin mayor análisis, pero dejando que la reflexión sea ineludible para el lector. La acción y la técnica en el dibujo, utilizando exclusivamente blanco y rojo. La colaboración del neurólogo Miguel A. Woodward para elaborar el guión, además de un artículo al final del libro sobre la posibilidad en un futuro de este tipo de trasplantes.
Lo peor: Falta un poco más de desarrollo en un asunto que trae tantas vicisitudes. La legitimidad y la ética de semejante cambio. Sus apenas ochenta páginas saben a poco, pero ya se sabe: lo bueno, si breve…
Esa pincelada surrealista es lo único que comparte con ‘La ternura de las piedras’, en donde se abordan los últimos años de vida de su padre relativamente joven y enfermo de cáncer de pulmón, y cómo afecta esa dolencia al núcleo familiar. Ni remotamente estamos ante un relato pesimista, Fayolle nos ofrece una obra emocional y exhaustiva con los acontecimientos, una visión diferente, tan aplastante que el lector queda desnortado desde las primeras páginas. No esperes un final trágico si tratas de adelantar acontecimientos por su sinopsis.
Calificación: 8,5/10
Lo mejor: El ritmo poético, los recursos narrativos, los tonos luminosos combinados con el negro y la tipografía manuscrita, que junto al realismo de las ilustraciones y el no repetir los encuadres de las viñetas, nos hace recordar a otra autora francesa como Camille Jourdy y a la ilustradora israelí Rutu Modan por los primeros planos y las líneas nítidas. También la excelente edición de Nórdica Cómic, si bien lo más importante es que veladamente nos hace cambiar de planteamiento ante unos hechos que no son tan excepcionales.
Lo peor: La abundancia de metáforas o el plano bidimensional a primera vista, que puede no atraer a todos los públicos.