En cualquier caso, cosas más raras se han visto que Deerhunter teloneando a Kings of Leon. Y no nos referimos a que Robyn abriera para Katy Perry en 2011 cuando todos sabemos que a Robyn no le gusta nada Katy Perry, que Robyn mola mucho más, ha sacado mejores discos, cuenta con mejores producciones en su repertorio y, en definitiva, es quien debería encabezar su propio concierto en lugar de abrir para nadie, aunque también, sino a cosas como que Iggy Pop abriera para Pearl Jam en 1998 cuando Iggy llevaba treinta años actuando y Pearl Jam solo varios, que Robert Plant de Led Zeppelin abriera, a principios de los 90, para Lenny Kravitz por el mismo motivo o a que Black Eyed Peas abriera para U2 en 2009 durante su gira ‘U2 380º’ cuando ambas son dos bandas que, musicalmente, no tienen absolutamente nada que ver.
Porque no es tan raro que un artista o grupo comercial, ya toque pop, rock o electrónica, abra para otro artista con aspiraciones comerciales similares más o menos parecidos en estilo, como es el caso de Robert Plant y Lenny Kravitz o incluso de Kings of Loen y Deerhunter, salvando las distancias; sin embargo, deja con la boca abierta lo distintos que son los estilos musicales de ciertas bandas que han abierto para otras, como es el caso de Black Eyed Peas y U2 o también el de The Ramones, que teloneó a Toto en los 60, el de Beastie Boys, que abrió para Madonna en 1985 o el de Amaia Montero, que abrió para Kylie en 2009. Demonios, si hasta Jimi Hendrix teloneó The Monkees (¡The Monkees!) en 1967. Por no hablar de lo diferentes que han resultado algunas de sus trayectorias: ¿alguien se acuerda de que Radiohead abrió para Alanis Morissette en 1997?
En cualquier caso, lo que enfrenta la noticia de Deerhunter abriendo para Kings of Leon no es a dos grupos de estilos diferentes. Aunque ambos son del sur de Estados Unidos, de estados que se tocan, Deerhunter de Georgia y Kings of Leon de Tennessee, uno es deudor de la Velvet y de los Stooges y otro de la Americana más clásica y del rock llenaestadios. Lo que chocan son dos culturas contradictorias. Nadie imagina a un fan de Deerhunter comprando un disco de Kings of Leon y viceversa, precisamente porque Deerhunter representa un icono de banda independiente, libre de ataduras comerciales, que no tiene nada que ver con lo que es Kings of Leon y, por tanto, con el público que compra sus discos. Es pronto para acusar a Deerhunter de haberse vendido, tampoco procede pretender ahora que Kings of Leon no es un buen grupo, pero el interés de Cox y compañía por ampliar su público quizá es demasiado obvio para que no nos resulte, como mínimo, cuestionable, a pesar de que la historia de teloneros que hemos repasado sea más sorprendente que la suya.