Con ‘La llegada’ pasa algo parecido. Es una buena película de ciencia ficción, unos encuentros (malickianos) en la tercera fase, pero no esa obra maestra que gran parte de la crítica estadounidense está proclamando.
1. Su atrevida propuesta argumental. Que una lingüista cuarentona sea la heroína de una película de Hollywood es sorprendente. Pero que su trama gire alrededor de un tema clásico de la más árida literatura de ciencia ficción -los procesos de aprendizaje lingüístico y las dificultades de comunicación entre terrícolas y alienígenas (leer, por ejemplo, ‘Embassytown‘)-, es algo más insólito y marciano que el flequillo de ALF. Si Denis Villeneuve (‘Prisioneros’, ‘Sicario’, ‘Enemy‘) ha conseguido «colar» este argumento en una producción así, qué podrá hacer en la secuela de ‘Blade Runner’ que está rodando…
2. Amy Adams. Su talento sí que es extraterrestre. Ella sola se echa la película a los hombros (apenas hay planos donde no aparezca) componiendo un personaje lleno de sutiles matices y complejidad psicológica. Una nueva (y mejor) Eleanor Arroway (‘Contact’) capaz de sufrir un ataque de pánico ante una situación peligrosa pero también de dar un paso adelante con más determinación que todos los soldados que la rodean. Su nominación a los Oscar parece segura (sería la sexta), pero su victoria –todo apunta a que va a ser el año de la también multinominada Annette Bening- improbable.
3. La banda sonora. El islandés Jóhann Jóhannsson
es la nueva estrella de la música de cine. Lleva dos años consecutivos siendo nominado al Oscar (‘La teoría del todo’ y ‘Sicario‘) y el próximo parece que no se le escapa. Si en ‘Sicario’ gran parte de la tensión que transmitían sus imágenes era gracias a la angustiosa música que las acompañaba (la secuencia de la entrada a Ciudad Juarez ha dejado más de una butaca inservible de tan arañada), aquí ocurre algo parecido. La fascinación, el suspense y la emoción que provoca la llegada de los extraterrestres es también culpa de la atonalidad y las hipnóticas armonías vocales de la composición de Jóhannsson. Y para abrir y cerrar el filme, la belleza sideral de ‘On the Nature of Daylight’ de Max Richter inyectando emoción en cada fotograma.1. Cuando Villeneuve se viste de Malick. A pesar de la belleza incontestable de esos planos de Amy Adams al atardecer en la pradera junto a la nave, toda la parte final, cuando «el tiempo se abre», no funciona demasiado bien. La relación con su hija resulta cursi e impostada, la solemnidad del discurso excesiva y la emoción que intenta transmitir viene más por la mencionada música de Richter que por la propia narración. Si a veces es difícil para Malick ser Malick, ni que decir tiene lo complicado que es imitarle.
2. La amenaza bélica. Es la parte más formularia de la película. Se nota demasiado que es una mera excusa argumental para provocar tensión dramática, para que el espectador medio no «se joda», como diría David Simon, y pueda ver cómo salvan por enésima vez el mundo mientras engulle palomitas.
3. La apariencia de los alienígenas. Después de leer ‘El libro de las cosas nunca vistas‘ (Michel Faber) y descubrir la forma tan imaginativa en que ha resuelto el siempre espinoso tema de la representación de los extraterrestres, lo de ‘La llegada’ me parece aún más sorprendente. No voy a desvelar a qué se parecen porque en el trailer casi no se ven, pero… ¿en serio? 7,5.