Música

‘Max Mix’: los primeros DJs estrella de nuestro país reclaman su legado

Como retrata la serie ‘The Get Down‘, a finales de los 70 en Nueva York disc-jockeys como el mítico Grandmaster Flash comenzaron a realizar las primeras mezclas de canciones en sus sesiones de música disco, que registraban en cassettes. Ese soporte magnético se copiaba e incluso se distribuía, al margen de discográficas, entre los adeptos de los clubs nocturnos. Fue lo que se llamó el megamix.

Cuando no existía internet (esto sucedió una vez, sí) la información tardaba mucho más en llegar. Pero no tantos años después, en 1984, un sello independiente llamado Max Music organizó el primer concurso de megamix en nuestro país. Un joven barcelonés llamado Miguel Fabrellas, apodado Mike Platinas, ganó aquel concurso y firmó el primer megamix propiamente dicho (aunque DJs como Raúl Orellana ya había comenzado a avanzar en mezclas similares)

Así nació la serie ‘Max Mix’. Sus mezclas tomaban temas bailables de techno pop, disco e italodisco, a menudo semidesconocidos que hacían camufladas versiones de temas de moda, y los pinchaban sobre bases que, en sus orígenes y hasta la llegada de los primeros samplers, montaban ellos mismos a base de recortar y pegar pedazos de cintas magnetofónicas. Pura artesanía. Desde la independencia casi underground de este sello, Mike Platinas y Javier Ussía firmaban un primer volumen que obtuvo un gran éxito que cogió desprevenidas a las grandes discográficas. El segundo, firmado por el mismo tándem y con una calidad técnica mayor (hay quien lo considera el mejor megamix de la historia), lo fue aún más.

Cuando Platinas y Ussía dejaron Max Music por desavenencias con el sello, Toni Peret, Josep Mª Castells (ambos en la foto promocional de 1985 que acompaña este texto) y Andreu Ugas, ingeniero de sonido que introdujo un primitivo sampler en el proceso de mezclas, tomaron el relevo. ‘Max Mix 3’ y, sobre todo, ‘Max Mix 4’ (1986) tuvieron un éxito brutal: este último llegó a arrebatar el Récord Guinness al mismísimo Julio Iglesias al vender 180.000 copias en 2 semanas. Los megamixes eran las “canciones” más radiadas en todas las emisoras de pop en España y los oyentes conocían (conocíamos) de memoria las inflexiones y los cambios de las mezclas a la perfección. Curiosamente, al no nutrirse de temas populares, un megamix lograba que una canción se convirtiera en un éxito aunque proviniera de un artista independiente. Incluso había músicos de estudio que trabajaban exclusivamente componiendo e interpretando canciones para estos megamixes, un poco al estilo Brill Building.

Para entonces, otros sellos no desaprovecharían el filón y creaban otras series como ‘Bolero Mix’ (con el citado Raúl Orellana como estrella), y más tarde llegarían los ‘Ibiza Mix’ o ‘Caribe Mix’ (imprescindible la etiqueta “Anunciado en TV”) que han sobrevivido varias décadas, aunque el concepto de megamix iría desapareciendo de ellos y acababan convirtiéndose en meros recopilatorios. Aquello fue el origen de la cultura de clubs en nuestro país y logró que se dignificara la figura del DJ, siendo un precedente claro de la Ruta del Bakalao.

Hoy, cuando los años 80 y los primeros 90 nutren buena parte de la música que se escucha en estos momentos, aquellas mezclas siguen sonando realmente entrañables. Los propios Mike Platinas y Toni Peret, grandes nombres del sello, participaron en unas reediciones, editadas hace un año en triple CD y vinilo, que conmemoran los 30 años de aquellos primeros ‘Max Mix’. Este próximo sábado 26 de noviembre, la Sala Razzmatazz de Barcelona acoge una sesión del propio Toni Peret en la que reivindicará su papel y el de sus compañeros de generación como los primeros DJs estrella de nuestro país. Todo aquel que sea fan de la BSO de ‘Drive’, Linda Mirada, Sally Shapiro, Barcelona 82 o Nightcrawler no debería perderse este momentazo.

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Publicado por
Raúl Guillén