NWR, a quien le gusta dirigir vestido con impoluta camisa blanca y posar en los festivales en actitud pugilística (el equivalente a las poses machacas de Cristiano), marcó un hat-trick con ‘Drive’. Pero a partir de ahí, su juego es más vistoso que efectivo. En ‘Sólo Dios perdona‘ y ‘The Neon Demon’ hay más rabonas que goles, más malabarismos con el balón que trallazos a la escuadra.
‘The Neon Demon’ quizá sea su película más trivial hasta la fecha. Por un lado, es un vistazo (reflexión es decir demasiado) a la superficialidad, la vanidad y la competitividad del mundo de la moda. Una metáfora bastante gruesa que incluye canibalismo y necrofilia. Por otro, una mirada algo bizca al poder de atracción de la belleza. El problema es que todo ello está sustentado por una gran paradoja: la película es igual de superficial que el mundo que retrata. El director maquilla su endeble discurso como Ruby, el personaje de la maquilladora, hace con los muertos. No hay mucha vida en ‘The Neon Demon’ pero, sin embargo, su cadáver deslumbra más que una cámara con flash de 3000w.
Y es que, al igual que pasaba con ‘Sólo Dios perdona’, el talento visual que exhibe NWR en ‘The Neon Demon’ es como para hacerle la ola. Su capacidad para digerir referentes (Bava, Argento, Lynch, ‘Cisne negro‘, ‘Showgirls’…) y construir atmósferas cautivadoras es admirable. Aunque sus manieristas imágenes estén más vacías que la cabeza de las modelos protagonistas, estéticamente son de una potencia arrolladora. También musicalmente, con Cliff Martinez de nuevo componiendo la banda sonora (que incluye la canción ‘Waving Goodbye’, de Sia). Ya lo dice el diseñador interpretado por Alessandro Nivelo: «La belleza no lo es todo. Es lo único». ¿Suficiente para disfrutar del vacío? 7.