‘Culture’, un disco que llega con el halo de obra definitiva, generacional. No vamos a decir que Migos inventaron el trap, pero sí es cierto que su debut oficial ‘Yung Rich Nation’ (2015) era un buen escaparate de un género que hoy ya está consolidado como corriente y domina las listas de éxitos, sobre todo las norteamericanas. El combo de Atlanta es, en ese sentido, pionero de un género que ha ido madurando y por eso este segundo álbum del trío llega en el momento preciso, cuando decenas de miles de jóvenes han encontrado en esos ritmos arrastrados y minimalistas un referente cultural con el que identificarse (y ahí es donde encajaría esa vitola de “los Beatles de su tiempo” que se les acuñó con polémica). No debe obviarse que sus textos monotématicos sobre mover droga, usar armas, hacer montañas de dinero y comprar cosas carísimas con él para alimentar su narcisismo es una penosa inspiración vital para aquellos. Pero tampoco que es la expresión más extrema del ultracapitalismo liberal que gobierna en occidente con la connivencia de sus atolondrados ciudadanos. Un descorazonador signo de los tiempos.
Sigamos tratando, en fin, de ceñirnos a lo meramente musical. En ese plano, no puede negarse que Migos han dado con una ultramagnética fórmula depurada de trap, sonido 2017. A su favor ha de decirse que, pese a contar con casi 20 productores diferentes a lo largo de sus 13 cortes (otro acierto: prescindir de interludios innecesarios que entorpezcan la escucha), ‘Culture’ suena abrumadoramente compacto, rocoso, como si hubieran contado con la supervisión artística del mejor Rick Rubin. En su contra, sin embargo, esa cohesión acaba jugándoles una mala pasada: los esquemas son exageradamente repetitivos y en las primeras escuchas uno tiene la sensación de estar ante las mismas canciones una y otra vez.
Pero en los temas más inspirados (que son muchos, la mayoría en verdad) se las arreglan para dotar a cada tema de un arreglo característico (un órgano, un piano, unas cuerdas) y/o un gancho que los hace disfrutables, vibrantes. Esto aplica para toda la primera mitad del álbum a partir de la intro (titulada como el álbum y que cuenta con arengas de DJ Khaled) y hasta la balada rockera (podríamos citar a Guns ’N Roses como clara influencia en ella) ‘What The Price’. Con la ya conocida e irresistible ‘Bad and Boujee’ (la canción que Donald Glover citó al recoger el Globo de Oro por su trabajo en la serie ‘Atlanta’) a la cabeza, ‘T-Shirt’, ‘Slippery’ (con Gucci Mane), ‘Call Casting’, ‘Get Right Witcha’, o ‘Big on Big’ suponen un culmen estético, un epítome del hip hop de este tiempo. Ritmos fuertes, sonidos hipnóticos al borde la paranoia (como expresar auditivamente los efectos combinados de la marihuana y el sizzurp) y lírica apabullante, con medidas dosis de Autotune y fraseos que tumban.
Con todo eso a su favor, ‘Culture’ confirma esa sensación de disco importante que ya se anticipa desde la amalgama de su portada. Sin embargo, a medida que avanza el minutaje, pesa la reiteración de patrones y la dinámica ganadora se quiebra por la parte más débil, un final en el que se concentran los temas más inconsistentes del disco, como ‘Brown Paper Bag’, ’All Ass’ y ‘Deadz’. Una deriva descendente salvada in extremis, no tanto por la demasiado-Drake ‘Out Yo Way’ como por la enorme ‘Kelly Price’ (con featuring de Travis Scott), su as en la manga. Casi, casi logran convencernos de que, efectivamente, eran los nuevos Beatles. Quizá en una próxima ocasión, si es que no es ya demasiado tarde.
Calificación: 7,6/10
Lo mejor: ‘Bad and Boujee’, ‘Kelly Price’, ‘T-Shirt’, ‘What The Price’, ‘Call Casting’
Te gustará si te gusta: Kanye West, Rae Sremmurd, Agorazein
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