Se trata de una canción llamada ‘Say My Name’, como el clásico de Destiny’s Child (en ’Snaren’ también se percibía un guiño a Beyoncé), pero aquí Styrke se sirve de un pequeño riff de guitarra y de sonoridades más bien Santigold para entregar un tema contagioso y arrebatador que sumar a su interesante repertorio.
Ella además es consciente del potencial de su tema, según se desprende de unas declaraciones recogidas en el NME
: «Es por una razón que la música va de sexo y amor. Se vincula con las peores y las mejores experiencias de cada cual. No he escrito sobre amor antes porque no quería escribir otra canción de amor. Pero he cambiado. Estoy cansada de estar enfadada, ahora mismo solo quiero hacer música que me haga sentir bien. Cuanto más fuerte canto, menos afecta a la canción. Cuanto más bajo canto, mayores diferencias hay en tono y textura. Mucha gente tiene miedo de hablar alto, pero hay una fuerza en hablar bajo, la gente realmente te escuchará. No hay ninguna necesidad de ser hombre en un mundo de hombres».