Por todo esto, ’Sleep Well Beast’, el séptimo disco del grupo de Matt Berninger y la doble pareja de hermanos Devendorff y Dessner suponía uno de los mayores retos de su carrera. Y por eso, posiblemente buscando escapar de lo previsible, se han tomado más de 4 años para crearlo, el lapso más largo de su carrera. El resultado es, ya podemos decirlo, de nuevo notable y, si bien no vuela tan alto como en sus mejores momentos, contiene a la vez argumentos que satisfarán tanto a los que solo les piden un poco más de ese ya conocido rock épico emocional como a los que buscan algo más, un extra que refresque su propuesta y la siga haciendo excitante y sugerente.
Para los primeros, ‘Day I Die’, la grower ‘The System Only Dreams In Total Darkness’, ‘Ill Still Destroy You’ o ‘Guilty Party’ serán sin duda sus nuevas favoritas –diría que de todo su público–. Los segundos, además, comprobamos cómo el componente orgánico de su sonido se entrelaza con cajas de ritmo, loops y sonidos sintetizados. Un recurso bien equilibrado en cortes como la estupenda ‘Nobody Else Will Be There’, ‘Walk It Back’ o, en un interesante extremo, la intrincada ‘Sleep Well Beast’ que, recordando a lo que ocurría con Low en el gran ‘Drums and Guns’, ofrece nuevas perspectivas de expansión creativa para el grupo. Ojo, en ningún caso huyen del rock. De hecho, se desmelenan como pocas veces en una ‘Turtleneck’ poseída por el espíritu de Stooges o MC5, con un atractivo duelo de guitarras entre los gemelos Dessner.
Se echan en falta, en todo caso, más canciones eficaces y memorables. El tono compositivo es muy bueno, pero cortes como ‘Born To Beg’, ‘Empire Line’ o la pseudo-doo wop (!) ‘Dark Side of The Gym’ (genial título, marca de la casa Berninger) andan cortos de pegada, rebajando la intensidad del disco de manera palpable. Ocurre, incluso, que a menudo los textos de Matt –co-escritos con su esposa Carin Besser, ex-editora de ficción de The New Yorker– resultan más magnéticos y atractivos que la propia música (las tres antes citadas son el mejor ejemplo). Su característica escritura abstracta y su especial sentido del humor muestra esta vez su preocupación por el futuro de sus nuestros hijos (’Sleep Well Beast’), con constantes guiños al panorama político (no hay que correr mucho para imaginar ese “I won’t let it ruin my hair” de ‘Walk It Back’ en la cabeza de Trump) y curiosas autorreferencias a la intrahistoria del grupo (‘Day I Die’ revela quién era aquel Val Jester que conocimos en su canción homónima de ‘Alligator’, por ejemplo).
Pero también, en sus mejores momentos líricos, Berninger se desnuda enfrentándose a la idea de cómo conservar el amor por su pareja después de tantos años, recordando cómo comenzó (‘Nobody Else Will Be There’) e imaginando cómo afrontarían una hipotética ruptura (‘Guilty Party’, ‘Carin at The Liquor Store’). Una perspectiva poco frecuente sobre el amor que revaloriza el peso poético en la propuesta del grupo. Me atrevo a decir que ‘Sleep Well Beast’ no será, muy probablemente, el disco favorito de The National para nadie. Pero sigue siendo admirable su manera de afrontar la música, permaneciendo fieles a la idiosincrasia del grupo y, a la vez, abriendo vías de crecimiento para su propuesta. Eso es muy digno de admiración.
Calificación: 7,7/10
Lo mejor: ‘Day I Die’, ‘The System Only Dreams In Total Darkness’, ‘Guilty Party’, ‘I’ll Still Destroy You’
Te gustará si te gustan: Sufjan Stevens, Bon Iver, Broken Social Scene
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