Y sin embargo, lo que cuenta en la entrevista recién publicada parece como un sueño. Petridis ha decidido comenzar así su texto para el periódico: «discutiendo la diferencia entre su personaje sobre el escenario y su vida diaria, Marilyn Manson se inclina hacia mí y me da un golpecito en los testículos. Es una sorpresa considerable: me han pasado muchas cosas extraordinarias como periodista, pero hasta ahora me las había arreglado para que el entrevistado no me tocara los genitales. Lo más sorprendente es que inclinarse hacia mí y tocar de pasada mis genitales parece parte de su respuesta a mi pregunta sobre si se siente consumido por el personaje que creó hace un cuarto de siglo, de la misma manera que Bowie peleó por separarse de Ziggy Stardust o Thin White Duke. Ciertamente su modo de decir «esa es la diferencia» inmediatamente después, parece sugerirlo, pero no lo sé seguro».
Petridis relata que también Manson tomó sus notas para escribir «person» (persona), añadiendo luego una «a» («persona» en inglés, «personaje» o «imagen pública» en castellano). «Soy esto y lo otro. Una persona y un personaje. Pero no puedo dividir los dos. Hay una diferencia sobre el escenario, seduzco gente a la que no conozco en muchos sentidos. Pero sales del escenario y la gente… incluso tú y yo hablando…» Y en ese momento llega la cogida de huevos. ¿Extraña forma de ligar? ¿No existe lo de la mano en una rodilla en el mundo de Manson?
En el resto de la entrevista, Petridis relata cómo el artista le recibe saliendo escondido de detrás de una puerta con una pistola (falsa, gracias a Dios o a lo que sea) con la que le apunta al cuello. Y también hay tiempo de charlar sobre cómo el nuevo álbum habla sobre la confianza en uno mismo, de lo mucho que Manson suele gustar a los raperos o de cómo afectó la matanza de Columbine a su carrera. Es aquí.