Producido por el habitual Jordi Matas, y con su amigo del alma Joan Pons (El Petit de Cal Eril) a la batería, Palau dice que este es un trabajo de pop metafísico. La etiqueta en sí puede ser algo complicada de definir, pero según él viene dado por su título (blanco, en español) y su doble sentido: la inmensidad de un espacio infinito y, del mismo modo, la ausencia de todo, lo cual se traduce en unas letras que huyen de lo narrativo y apelan a la libre interpretación del oyente. Porque otra cosa no, pero discernir lo que canta el catalán nunca ha sido precisamente una tarea fácil.
Sin ir más lejos, la inicial ‘A dins’ podría interpretarse como un precioso relato sexual nocturno (esas madrugadas que acaban en amaneceres), y la ya conocida ‘Serà un abisme
’ como un relato de amor universal en el que el yin y el yang se cogen de la mano. Sonoramente la primera parte de ‘Blanc’ destaca por su sensibilidad, una fragilidad que incluso llega hasta al susurro en ‘Res’. No obstante, en la segunda mitad se pueden observar más claramente atisbos de experimentación como en esa ‘Novel·la’ que tiene hasta un puntito espacial como el de su amigo El Petit de Cal Eril y, sobre todo, en esa fabulosa ‘Cavall blanc’ en la que las voces a lo Bon Iver se desdoblan como espíritus. Para quien esto escribe la mejor del lote.‘Blanc’ funciona perfectamente como un todo (no hace falta saber catalán para apreciar su belleza) y, sin lugar a dudas, es uno de esos álbumes que han nacido para ser escuchados en esta época del año en la soledad de casa con la calefacción hasta los topes. Por si había alguna duda, Palau vuelve a demostrar que es uno de los compositores más cautivadores y auténticos de la actual música catalana.
Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘A dins’, ‘Serà un abisme’, ‘Cavall blanc’
Te gustará si te gusta: el anterior álbum de Ferran Palau y, por consiguiente, las canciones igual de delicadas que oníricas sin ornamentaciones
Escúchalo: Spotify