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Nine Inch Nails arrasan con todo y también triunfan en el último día de Mad Cool Depeche Mode, Richie Hawtin y Dua Lipa

La última noche de Mad Cool (y de todo el festival, me atrevería a decir) estuvo dominada por unas bestias llamadas Nine Inch Nails. Trent Reznor, Atticus Ross y compañía comenzaron haciendo vibrar a decenas de miles de personas con el mismo patrón de ‘The Fragile’, encandenando ‘Somewhat Damaged’ y ‘The Day the World Went Away’ -como si fuese un guiño al apocalíptico ‘Bad Witch’ que presentaban-, y no dieron tregua hasta el final, desfilando en el repertorio clásicos de la banda como ‘March of the Piggs’, ‘Piggy’, ‘The Hand That Feeds’, ‘Ahead of Ourselves’, ‘Head like a hole’ y, claro, ‘Closer’. Esta última fue una experiencia casi orgásmica (y sobra el “casi”), con Reznor contoneándose mientras lanzaba las maravillosas guarradas existenciales de la letra, el público coreándolas, las pantallas aportando su punto en el ritmo y, por supuesto, el rock industrial con grandes dosis de electrónica de los autores de ‘The Downward Spiral’ inundándolo todo. Fotos: Andrés Iglesias.

Ensordecedores si les apetecía, íntimos si les apetecía, marcándose una versión DE BOWIE (‘I’m Afraid of the Americans’) si les apetecía, Nine Inch Nails demostraron por qué llevan casi treinta años en esto, hasta el punto de que ya solo por su espectáculo merecía la pena todo el festival. Decíamos antes que eran unas bestias y, como los mejores monstruos, Trent fue capaz de mostrarse tan perturbador como vulnerable, como se pudo comprobar con el magnífico final con ‘Hurt’, que llegó a dejar en silencio hasta a la persona más ebria, poniendo la piel de gallina a los mismos a los que antes habían llenado de furia, de alegría y de lujuria – podría decirse que son unos maestros provocando emociones, emociones lo más viscerales posibles. Espectacular.

Como dato menos intenso, comentar que los dos miembros de Jenesaispop presentes en el festival coincidimos en confirmar, tras el concierto, que ansiamos una reunión entre Lady Gaga y Reznor para producir el gran disco de rock y electrónica que (esto totalmente en serio, ahí están sus aproximaciones con ‘Government Hooker’ y ‘Electric Chapel’, o su colaboración con Metallica) la neoyorquina es capaz de hacer. Pablo N. Tocino.

Junto a Dua Lipa, la líder de Wolf Alice Ellie Rowsell fue la única mujer en tener su concierto en uno de los escenarios principales del Mad Cool; a pesar de tener un porcentaje mayor que otros festivales, se sigue notando la falta de chicas, sobre todo entre los cabezas de cartel. Cada vez que escribimos algo de esto sale alguien diciendo que no es cuestión de género, que lo que debe primar es la calidad en los directos, como dando a entender “si no hay tantas chicas cabeza de cartel, es porque no hay tantas chicas lo suficientemente buenas”. Luego ves un concierto como el de Wolf Alice o como el de LP (éste ya en el escenario Koko) y el rolling eyes es inevitable… sobre todo porque hay muchísimas “Wolf Alices” y muchísimas “LPs” por ahí. La banda londinense presentó el estupendo ‘Visions of a Life’ (no faltaron ‘Don’t delete the kisses’ o ‘Beautifully Unconventional’) con alguna del anterior ‘My Love Is Cool’ como ‘Your Loves Whore’ o por supuesto ‘Moaning Lisa Smile’, llevándonos de viaje por su ida y venida entre grunge y pop electrónico. Por su parte, Laura Pergolizzi deleitó a los presentes con un repaso a su discografía, deteniéndose especialmente en su último trabajo, ‘Lost on You’, al que pertenece su mayor éxito: la canción homónima, que sirvió de cierre. Antes, LP había animado al público a disfrutar del concierto, del día y hasta del verano, y se los había metido en el bolsillo con su simpatía (llegó a decir que eran “el público más sexy jamás visto”) y su entrega en las canciones. Pablo N. Tocino.

Guapísimo y encantador, Jack Johnson (parece la versión sexy de Adam Sandler) ofreció uno de los conciertos más agradables de la tarde, haciendo alarde de un folk amable y apto para todos los públicos para escuchar con una sonrisa de oreja a oreja, y a ‘Mudfootball’ me remito. El concierto se cerró con la dulcísima pero no empalagosa ‘Better Together’ y el público entonando la letra en modo susurro creó un efecto muy bonito. Sebas E. Alonso.

No decepcionaban inmediatamente antes de Nine Inch Nails los otros cabezas de cartel, Queens of the Stone Age y Depeche Mode. Los primeros salieron agradeciendo tocar al atardecer (la verdad es que es el mejor horario) poco después del inicio de su tradicional concierto stoner de sonido apabullante, guitarras desafiantes y baterías sentenciando frases y canciones enteras. Además, pegaba con una de las canciones que sonaban hacia el inicio del set, ‘My God Is The Sun’. No hacía falta que Homme animara a bailar porque los pies se iban solos con canciones como la rockera ‘The Way You Used to Do’. Pero si por algo gustó el set del grupo no fue solo por su profesionalidad, agresividad buen hacer, sino por la variedad que son capaces de introducir, gracias a la electrónica ide algunos temas o a ‘Make It Wit Chu’, que sonó completamente sensual, enriquecida con la participación popular. Un fan les entregó un cartel que leía «sois mi vida», no hace falta decir nada más. Josh Homme también fue noticia, como Franz Ferdinand el día anterior, por pedir al equipo de seguridad que dejara pasar a sus fans a la desierta zona VIP («let’em in!!!!» repitió hasta la extenuación, saliéndose con la suya). Sebas E. Alonso.

Tan solo un poco de cuerpo faltó al sonido de Depeche Mode para que pudiéramos afirmar que dieron un concierto sobresaliente. Por lo demás, un excelente repertorio con los guiños justos a su último disco ‘Spirit’, por el que se pasearon -agárrense- ‘It’s No Good’, ‘Precious’, ‘World In My Eyes’, ‘In Your Room’ con vídeo alternativo proyectado, ‘Stripped’, ‘Personal Jesus’, ‘Never Let Me Down’, o, ya en los bises, ‘Walking On My Shoes’ o ‘Enjoy the Silence’. Cuando el grupo salió con ‘Going Backwards’ proyectando una obra de vanguardia en lugar de al propio grupo, parecía que se les iba a ir la mano con el punto arty, pero al final quedó como una intro elegante y curiosa para poner al público en situación, cosa que consiguieron con los mencionados hits, si bien añadiría un par de peros: si la gente no se sabe la letra de ‘Everything Counts’ (si la gente no ha escuchado ni ‘101’ ni siquiera el ‘Greatest Hits 1986-1998’) tenemos un problema, y quizá ‘Just Can’t Enough’ como cierre no era lo más fino que podían atinar, sonando demasiado nostálgica y un poco kitsch en ese momento de la noche. Desgraciadamente no tocaron ‘Home’, pero al menos nos libramos de ‘Where’s the Revolution’. También hay que romper una lanza a favor del maquillaje de Dave Gahan, dramático, sin disimular su edad ni tonterías, y los bonitos coros de Martin L Gore, que sí interpretó en solitario la teatral ‘Somebody’. Sebas E. Alonso.

Como representante del rap español, la organización elegió un peso pesado como Kase.O, y no se equivocaron: la experiencia y talento al respecto de Javier Ibarra está sobradamente demostrada, y en el concierto la edad media de los asistentes era bastante inferior a la de, por ejemplo, Queens Of The Stone Age, que tocaban en otro escenario a la vez. Sonaron, entre otras, ‘Billete de ida hacia la tristeza’, ‘Repartiendo Arte’ de su último trabajo ‘El Círculo’ o la colaboración con Najwa ‘Mitad y mitad’. En un momento destacado, Ibarra pidió a los presentes que, a la de tres, se concentrasen para mandar su energía positiva a los pueblos de Palestina y Afganistán. Pablo N. Tocino.

Menos conseguido que el de Kase.O fue el concierto de Rag’n’Bone Man, sobre todo por una acústica que no le acompañó, aunque tiene mérito que, con el sol todavía abrasando, tantísima gente se quedase a escucharle cantando soul. En cualquier caso, Rory Graham se entregó a su público, presentando canciones de su álbum de debut ‘Human’ como ‘Life in her Yet’ y, claro, el tema homónimo, que se ha convertido en un megahit. Más tarde, en el escenario Radio Station, pudimos ver a Frankie Cosmos: Greta Kline y su banda presentaban su tercer álbum de estudio, ‘Vessel’, dando un concierto que sería como si metemos en una batidora a Regina Spektor con toques psicodélicos, Leftover Cuties y un poquito de Belle & Sebastian. Y sí, esta mezcla acabó siendo algo bastante interesante de ver en directo. Pablo N. Tocino.

Tuvieron la mala suerte de coincidir con el pedazo de show que estaban dando Nine Inch Nails Friendly Fires y Future Islands, pero allí había público para casi todo el mundo y ambas formaciones llenaron sus respectivos escenarios, especialmente los segundos, en un escenario Koko en el que no cabía ni un alfiler. Samuel T. Herring no dejó al público sin sus bailes ni sin su característico sonido de épica ochentera, despidiéndose entre saltos con la electrónica ‘Spirit’. También alguien debería convertir en estrella invitándolo a su late-show multimillonario al líder de Friendly Fires, Ed Macfarlane, una de las personas más cool del planeta merced a sus característicos bailes friquis, imposibles. Pasan los años pero Ed sigue sin perder la energía por su propuesta llena de ritmos bailables, balearic, tropicales y synth-poperos. Un set en el que no faltaron canciones como ‘Kiss of Life’ y que en este caso sí que se vio perjudicado por la coincidencia sonora con Future Islands. En este caso la solapación de sonido sí fue bastante molesta. Sebas E. Alonso.

Durante el concierto de Dua Lipa pensé cómo se las apañaría para los múltiples “fuck” de su último single dada la cantidad de niñas pequeñas que, acompañadas por sus madres, asistían a su concierto. Su decisión implicó alejarse de la imagen de popstar para todos los públicos a lo Katy Perry: justo antes de interpretar ‘IDGAF’, unas pantallas nos advertían de que a continuación se mostraría lenguaje explícito, que tuviésemos cuidado… y que “this is for all those fuckboys who have done you wrong” – tras lo cual aparecieron Dua y sus bailarinas haciendo un corte de mangas. Una buena idea que, junto a otras, favoreció el show de la inglesa, que no acusaba así tanto la falta de hits (no es lo mismo unos minutos en la Champions que una hora donde acaban entrando temas de relleno de tu único álbum). Así las cosas, destacaron también el número para ‘Be The One’, con acercamiento al público, para la balada ‘No Goodbyes’ (de especial mérito esto), para el inicio con la pegadiza ‘Blow Your Mind’, para ‘One Kiss’, con Lipa y sus bailarinas poniendo a prueba sus espaldas en la característica coreo (en esta canción vimos bailar también a varias de las madres que iban acompañando a sus hijas) y, por supuesto, para ‘New Rules’. El megahit funcionó de maravilla como cierre, y la dosis de pop mainstream y juvenil de la inglesa le vino estupendamente al festival. Pablo N. Tocino.

Mientras Dua Lipa ofrecía ese ultra orgánico (!) y excelente concierto con banda, similar al del FIB el año pasado, ahora con ‘New Rules’ y ‘IDGAF’ convertidas en macrohits, en una llenísima carpa The Loop Richie Hawtin mostraba que el público que asiste a Mad Cool, el que ha pagado casi 200 euros por ver a Pearl Jam o Jack White, también está interesado en la electrónica. Después de tantísimo rock y tantísima guitarra sobre el escenario como si no hubiera ningún instrumento más, era una gozada asistir a una nueva presentación de su espectáculo Close, con el que explora la relación entre la creatividad humana y la tecnología. Como muestra de ella, tras él se proyectaban en aparente directo imágenes de su mesa de operaciones, pero en efectos negros y rojos que recordaban a la robotización de unos Kraftwerk. El público se entregó a su finísimo techno minimalista, con contados momentos para el desboque, siempre sin perder el norte, y con algún guiño a otros estilos como el acid. Como único pero, ciertas idas y venidas de unos altavoces que parecían encenderse y apagarse sin que pareciera un efecto buscado. De hecho, hubo alguna tímida pitada al respecto. Por lo demás, excelente elección para contrarrestar un cartel en el que el día anterior, tras la cancelación de Massive Attack, te encontrabas actuando a La M.O.D.A. Sí, a las 3 de la madrugada. Sebas E. Alonso.

Cerraron la noche Underworld, en un considerable gran fin de fiesta en el que, como siempre, Karl Hyde ejerció de peculiar gogó. El grupo cerraba con la histórica ‘Born Slippy’ popularizada en ‘Trainspotting’ y pocos finales de festivales mejores se me pueden ocurrir. Además de animar al público con sus proyecciones y el desfile de coreografías personales de Hyde, que son puro amor, Underworld fueron indicando a través de las pantallas qué canción estaban tocando en todo momento. Una manera de reivindicar la canción en una sesión de electrónica, y de subrayar el valor de pistas como ‘Two Months Off’, ‘Low Burn’ o su single con Iggy Pop. Una pena que no hayan incorporado a su repertorio para siempre ‘Always Loved a Film’. Parece ser que solo me gusta a mí. Sebas E. Alonso.

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Publicado por
Sebas E. Alonso