Tras una «Vermú Session» durante el día que incluyó un buen concierto de Modelo de Respuesta Polar a pleno sol, la edición 2018 de Santander Music vivió anoche su jornada más multitudinaria. Lo normal es que todo festival acumule más público durante el sábado y si a eso le sumas a Izal, el pelotazo en asistencia está asegurado. La banda asentada en Madrid tiene muchísimo público femenino (se nota mucho, por ejemplo, en el corear colectivo de las canciones) y por primera vez en todo el fin de semana se vieron largas colas en los baños de mujeres. Terminado Izal, gran parte de su público se volvió al centro o se fue a sus casas. Tal cual.
El grupo, en cambio, ofreció un concierto menos apoteósico de lo que habría cabido esperar a tenor de su experiencia en la carretera. La M.O.D.A., inmediatamente antes, habían sonado más alto, más nítidos y mejor definidos, si bien es cierto que Izal tiraron solo un poquito menos de subidones efectistas y épica y aun así por supuesto arrasaron. Hubo alguna virguería en cuanto a proyecciones, del tipo adaptaciones de la toma de directo con figuras geométricas y repeticiones de su propia figura, pero sobre todo se basaron en su repertorio y en cómo su público lo conoce. ‘Copacabana’ hacia el principio del set, la coreada ‘Pánico práctico’ (tienen una canción llamada así) hacia la mitad, ‘El pozo’ hacia el final… y el público se lo cantó casi todo. Entre varios llamamientos a la ciudad de Santander, Mikel animó: “¿y por qué no? Follemos todo lo que podamos”.
La M.O.D.A. habían hecho inmediatamente antes el esperable concierto lleno de subidas y bajadas, voces afectadas y coros prestos para el engorilamiento del público. Sí se parecen a Celtas Cortos, aunque no tienen canciones tan buenas o icónicas como ‘20 de abril’ o ‘El emigrante’, aunque hay que decir en su defensa que son bastante entretenidos de ver. Son ciento y la madre sobre el escenario, su técnico de sonido es un hacha ecualizando acordeones et al y tiene bastante gracia que salgan uniformados con camisetas blancas de tirantes como si estuvieran cortando leña en ‘7 novias para 7 hermanos’. Es un poco como… ¿sexy? El grupo recordó que ha llegado a donde está (lo más alto después de Izal) “sin que nadie les regalara nada” y lo cierto es que es verdad. Se despidieron en sábado tocando ‘Héroes del sábado’ y la gente la recibió como cuando en un concierto de Suede tocaban en sábado ‘Saturday Night’. Bueno, muchísimo mejor…
Después de Izal tocaron Grises, siendo la apuesta perfecta para allanar el camino hacia la tecno-rumba de Joe Crepúsculo. Su pop sintético, no solo apegado a los 80 sino más bien atemporal, es puro vitalismo y joie de vivre y canciones como ‘Comida para insectos’ o ‘Avestruz’ 1) levantan a un muerto y 2) merecen mucho más reconocimiento y popularidad. Programadores de eventos y festivales: más conciertos de Grises a las dos de la mañana. De nada.
La jornada de sábado empezó y terminó de manera muy parecida: con Soleá Morente y su crew, que incluye a Lorena Álvarez como una de sus dos coristas y a Alonso de Napoleón Solo, subida al escenario. A primera hora había presentado las canciones de su último disco ‘Ole lorelei’, o como quiera el rey del país que este disco se llame, con algún recuerdo a su pasado, como ‘Todavía’, que escribió La Bien Querida, o alguna versión como la del gran hit de Las Grecas, bastante salá. Fue un concierto muy orgánico pese a los teclados y el momento deliberadamente Camela de ‘Baila conmigo’, penúltima en el set, justo antes de que Soleá espetara: “Nos despedimos con ‘Ole lorelei’, pero antes dame un traguito, Alonso”. Tontería que encantó al respetable, cómo no.
Ambos subieron al escenario al final de Joe Crepúsculo para sumarse al tradicional fin de fiesta de ‘A fuego’, siempre tan necesitada de palmeros y coristas, de jaleo; y ‘Mi fabrica de baile’. Es mi segundo concierto de Crepus en 7 días (y de milagro no ha sido el tercero, saludos a las Fiestas San Cayetano), pero da igual: uno se pasa medio festival deseando que llegue el momento de bailar ‘Tus cosas buenas’, ‘Pisciburguer’, ‘Suena brillante’ o ‘Música para adultos’. Esta vez en formato dúo con Aaron Rux, el set no escondió sorpresas pero no por ello fue decepcionante. Una fiesta siempre asegurada a la que no se puede poner pega alguna.