Música

Halsey desata todo el furor fan posible en su primera visita a Madrid

Un gigantesco camión a las puertas de La Riviera ya nos anunciaba que Halsey no había acudido a la sala simplemente con una batería y un teclado, sino con un montaje impropio para un recinto para algo menos de 2.000 personas. A esos fans que habían agotado las entradas con tantos meses de antelación y en tan solo 2 horas (para la próxima será imprescindible un The Ring, como poco), la cantante quiso darles algo especial, y su show actual incluye una escalinata gigante que va de lado a lado del escenario, casi sin dejar hueco para los dos músicos sobre las tablas, un batería y un teclista literalmente arrinconados a ambos lados de las grandes escaleras.

La relación de los seguidores de Halsey con su ídolo es tan intensa que los chillidos gritando las letras de los temas de los dos álbumes de la artista son constantes desde las 21.05 cuando arranca el show, protegido por una cortina que, al caer, provoca un furor aún mayor; hasta las 22.30 cuando termina. Sin duda su sonido actual y su mensaje diferente, amable pero ajeno a la radiofórmula, reivindicativo y autoafirmativo, ha calado situando a la artista como la voz de una generación, y ella lo alimenta dejando mensajes como «No pertenecéis a nadie salvo a vosotros mismos» en ‘Hurricane’, «nunca seáis alguien que no estáis dispuestos a ser» o «es más fácil hacernos mayores si lo hacemos juntos», como aseguró durante la versión a piano de ‘Closer’, su hit con The Chainsmokers, que interpretó hacia la mitad del set.

El que fuera el primer concierto de Halsey en Madrid (sí recordó haber actuado en Barcelona) dejó más momentos baladescos, como el desgarrado ‘Sorry’ justo a continuación; más próximos al hip-hop, como ‘Walls Could Talk’; al trap como ‘Now or Never’; o al synth-pop -para mi gusto los más atractivos-, como ‘Strangers’

con un sinfín de besos proyectados y bailarina de free-style acompañando (también en otros momentos, como ‘Gasoline’); ‘Colors’ o la contundente ‘100 Letters’.

Halsey hizo una vaga reflexión sobre su madurez dada la proximidad de su cumpleaños (hubo «cumpleaños feliz» coreado en castellano también a pleno pulmón con un par de semanas de antelación), pero dijera lo que dijera, la devoción era tal que la gente estaba dispuesta a gastarse 140 euros en una chaqueta vaquera con su nombre, como la que se veía en el puesto de merchandising. Durante ‘Is There Somewhere’, en los bises tras ‘Hold Me Down’ y antes de la explosión de confeti final durante el cierre con ‘Bad At Love’, pudimos ver cómo Halsey subía a 6 fans a las escalinatas para cantar con ella sobre el «haberse enamorado esta noche». Y a uno casi le da algo. A otros también cuando comprobaron que se iban de allí sin escuchar en vivo ‘New Americana’. La gente empezó a pedirla a voces con las luces ya dadas. Es cierto que se sabía que no estaba en el repertorio inicial de esta gira, pero este año finalmente la ha incluido en algunos shows. No hubo suerte en Madrid, aunque por la fortaleza y contundencia de su voz, actitud sobre las tablas y hits en ascenso, está claro que no es imprescindible en su setlist hace rato. 7,5.

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Publicado por
Sebas E. Alonso
Tags: halsey