La enigmática muerte de Sandra Mozarowsky (que casualmente también aparecía en el reciente libro de Marta Sanz ‘Daniela Astor y la caja negra’) es la base argumental de ‘El asesino tímido’ (Seix Barral), la estupenda nueva novela de Clara Usón, conocida por ‘Corazón de napalm’ y ‘La hija del Este’ (Premio de la Crítica en 2012). La trágica biografía de la actriz le sirve a la escritora barcelonesa para narrar en paralelo su propia vida, también llena de episodios dramáticos (Usón ha pasado por clínicas de desintoxicación y hospitales psiquiátricos), junto a la de otro inesperado personaje: el filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein.
Estas tres biografías, a las que se suman retazos de otras tres -la de los escritores Albert Camus y Cesare Pavese, y la del propio monarca español-, se entrelazan de forma extraordinaria en la novela. El resultado de esta combinación de semblanzas es una absorbente mezcla de autoficción, investigación criminal, retrato generacional (la Transición y los ochenta, “una década de fiestas y de entierros”), reflexión sobre el suicidio (ese “homicidio tímido”, que decía Pavese), discurso antimonárquico, confesión catártica (una bajada a los infiernos personales) y homenaje póstumo (a la madre de la escritora).
Como uno de los libros de cabecera de Clara Usón, ‘Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy’, ‘El asesino tímido’ está narrada con una gran libertad expresiva. Utilizando la primera persona, la novela está salpicada de digresiones, rodeos y “saltos inopinados”, como dice ella misma. De Sandra a su madre, de su madre a Wittgenstein, del rey a… Esa mezcla tan singular de temas, personajes y estilos es uno de los mayores atractivos de ‘El asesino tímido’. La novela puede ser erudita y desenfadada en un mismo párrafo. Sin embargo, nunca cae en el experimentalismo farragoso. Al contrario, su prosa es ágil y vaporosa como los camisones blancos que lucía Sandra Mozarowsky en sus películas. Aunque, como éstos, también acabe manchada de sangre. 8,5. Disponible en Amazon.