Se trata de una gran canción de amor de melodía tristona, en la que ese «entre tú y yo ya no hay marcha atrás» conforma uno de los estribillos más cálidos y reconfortantes de su discografía. ¿Es bueno o malo que ya no «haya marcha atrás» o que «entre tú y yo solo quede un plan»? La letra es lo suficientemente ambigua como para no determinarlo con seguridad. Comienza diciendo que «después de la tormenta pronto amainará», pero después «parece que la guerra finge terminar» en lugar de terminar con toda certeza. Lo seguro es que lo que une a autor y destinatario durará para siempre sea en la forma que sea: «es nuestro aniversario cada amanecer / Por más que estemos juntos o lejos en un tren». Los susurros finales bien podrían ser de paz (por lo de «juntos») o de tristeza (por lo de «lejos»). Por su parte, de la sutil producción de The New Raemon cabe destacar el ritmo de la batería, casi latino y por tanto próximo a lo bailable, como sucedía, por ejemplo, en ‘Masterpiece’ de Madonna.
Javier Álvarez ha contado en las entrevistas que la canción es «autobiográfica» aunque sin dar más detalle. Esto decía en ABC: «Siempre son autobiográficas, aunque sean ficción. Creo que un artista siempre se retrata a sí mismo. Estamos condenados a ello. Es un misterio y un secreto de la humanidad. Tenemos que pintarnos. Quiero decir que, por ejemplo, Velázquez no solo se pinta en Las Meninas, obviamente, sino que se retrata en La Venus del Espejo. Él es ella. «Sonata de Otoño» es muy personal y habla de mí, completamente».